Cuando Helen Auer de 94 años de edad, dio su último aliento, su marido Joe se inclinó sobre su cuerpo para darle un beso de despedida.
El hombre de 100 años de edad, le susurró:
Helen, llámame a casa
Apenas unas horas más tarde, Joe murió.
El vínculo de esta pareja de Cincinnati, EEUU era verdaderamente único, de acuerdo a sus 10 hijos. Nunca esperaron que Joe viviera mucho más tiempo después de la muerte de Helen.
Los Auers, cuyo matrimonio duró 73 años, vivieron juntos durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial.
Cuando Joe se preparaba para pisar la playa de Utah en el Día D en 1944, colocó una fotografía de Helen y sus dos primeros hijos en el bolsillo.
La imagen acompañó a Joe a través de tres años de combate en Europa y después de la guerra la mantuvo con él. La fotografía desmoronada aún estaba en la billetera de Joe cuando él murió, y será enterrado con ella.
Los niños Auers, que desde hace mucho tiempo ya son adultos, recuerdan a su madre muy cariñosa y divertida, y como a quién mantenía la familia unida. Joe era un hombre reservado, profundamente religioso que creía que sus hijos eran un regalo de Dios.
La pareja sonriendo en una de sus últimas fotografías tomadas juntos.
Benjamin Jerry, de 52 años, dice que sus padres sobrevivían a la distancia y a la dificultades financiera para mantener su historia de amor.
Él dice, “Ellos eran personas simples, humildes, querían nada y obtenían todo a cambio”.
“Si alguien estuviera pensando en casarse, podría mirar a mis padres.”
Y las creencias de Joe eran verdad, él era un hombre bendecido.
La pareja vio el nacimiento de 16 nietos, 29 bisnietos y un tátara-nieto.
El funeral de Joe y Helen tendrá lugar frente al mismo altar que vio su matrimonio, hace muchas décadas.
Créditos fotografía: Meyer Funeral Home
