Por Josefa Del Real
23 octubre, 2014

Cuando los médicos le dijeron a Tricia Somers que su cáncer se había extendido, su primera reacción fue voltearse hacia su enfermera y preguntarle: “¿Podrías criar a mi hijo si me muero?.. Si el cáncer me lleva, ¿puedes cuidar de él?”.

Las dos mujeres se habían conocido sólo por un par de semanas, pero habían formado un vínculo que iba a cambiar la vida de ambas. La primera vez que se vieron fue durante la primavera en el Hospital General de la Comunidad en Harrisburg, Pennsylvania.

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Wesley y su madre, Tricia Somers, comparten un momento feliz en la playa.

Original imagen:Tricia Somers

Somers, de 40 años, había empezado a sentir dolor de estómago, por lo que los médicos ordenaron una tomografía axial computarizada, que reveló manchas en su hígado y un tumor en el abdomen. Resultó ser un hemangioendotelioma epitelioide, un cáncer vascular muy raro.

Somers inmediatamente pensó en Wesley, su hijo de 8 años de edad. Ella era madre soltera y no tenía familia que pudiera hacerse cargo de él si lo peor llegaba a pasar. Sus padres habían muerto y su único hermano vivía fuera del estado. Como también lo hacía el padre de Wesley, que realmente nunca había estado presente en la vida del niño.

En marzo, Somers estaba sintiendo mucho dolor de nuevo y la hospitalizaron. Tricia Seaman, una enfermera oncóloga, entró una noche a su cuarto y se presentó. Le dijo que sería fácil que recordara su primer nombre, ya que era el mismo que el de ella.

“Recuerdo que antes que ella entrara a la habitación, tenía una sensación realmente abrumadora sobre mí. Y luego sentí sólo calidez”, dijo Somers. “Me sentí tranquila y en paz al saber que esta mujer iba a ser la persona que iba a cuidar de mí.”

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Tricia Seaman (a la izquierda), aceptó convertirse en la tutora del hijo de su paciente Tricia Somers Somers cuando perdiera su batalla contra el cáncer.

Original imagen: Tricia Somers

A medida que las dos Tricias conversaban y se conocían, Somers hablaba de su hijo Wesley y Seaman se daba cuenta que estaba con frecuencia en el teléfono tratando de asegurarse de que el niño estuviese bien. “Estaba claro que Somers no tenía a muchas personas cercanas que la ayudaran”, recordaba la enfermera.

 

“Me sentí muy mal por ella, porque pude ver que su situación era muy grave y también tenía que ser completamente abrumador saber que tenía un niño pequeño y que estaba en el hospital”, dijo Seaman.

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Wesley y su madre se mudaron con la familia Seaman en mayo.

Original imagen: Tricia Somers

Ella no fue asignada a Somers después de esa noche, pero iba a verla cada vez que estaba en el trabajo y siempre hablaban durante unos minutos. El día en que fue dada de alta, Somers le dijo a la enfermera que los resultados de las pruebas ya estaban listos y que no eran buenos. El cáncer se había extendido a la pared de su abdomen.

Ella le dijo a Seaman, “Estoy muy feliz de haberte detenido porque hay algo que te tengo que preguntar ¿Si me muero, puedes criar a mi hijo?'”.

Seaman, madre de tres adolescentes y de un niño de 10 años de edad, habló del tema con su marido. Parecía como si fuera el destino: la pareja había estado pensando en adoptar a un niño y habían sido aprobados para ser padres adoptivos durante el otoño pasado, justo cuando Somers fue diagnosticada con cáncer. Su hijo Noé se sentía superado en número por sus hermanas y la familia estaba lista para dar la bienvenida a otro niño.

“Tenemos que tratar de ayudar a esta mujer,” dijo Dan, su marido. “Sólo tenemos que hacer lo que sea que Dios quiera.”

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Tricia Seaman y su esposo Dan posan con Wesley.

Original imagen:Tricia Somers

Somers y Wesley visitaron a la familia en la época de Pascua, y luego otra vez en el Día de la Madre. En mayo, Tricia comenzó a recibir quimioterapia y estaba pasando por un momento difícil: estaba desorientada, deshidratada y sus piernas estaban tan hinchadas que casi no podía caminar. Los médicos le dijeron que no se podía ir sola a su casa nunca más, por lo que le pidió a la familia Seaman llevar a su hijo a su casa en ese momento. Los Seamans invitaron a ambos a vivir con ellos.

Las dos familias han estado viviendo juntas desde entonces. Los médicos le dijeron a Somers que tenía solo un par de semanas más de vida, pero rodeada de la calidez y de la atención de los Seamans, se ha vuelto más fuerte.

“Ella simplemente está siendo amada y formando parte de una familia, y eso marca una gran diferencia”, dijo Tricia Seaman.

“En última instancia, esta familia ha salvado mi vida, porque me dijeron en mayo que yo tenía un mes, y todavía estoy aquí”, agregó Somers.

Mientras tanto, los niños se han unido. Wesley y Noé les encantan las mismas cosas: Legos, Super Heroes de Marvel y jugar Xbox, afirma Seaman. Los chicos duermen en literas en la habitación de Noé y se han vuelto inseparables, agregó Somers. Wesley, que siempre fue hijo único, ama a los hermanos que nunca tuvo.

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Noé Seaman y Wesley Somers se han vuelto inseparables, dicen sus madres.

Original imagen:Tricia Somers

Los Seamans han hecho todos los trámites para convertirse en tutores legales de Wesley cuando Somers muera.

“Mi hijo es muy consciente de que cuando pase, él es bienvenido a quedarse aquí. Y sabe que Dan y Tricia serán sus tutores. Le han explicado que ellos nunca serán mamá y papá, pero estoy segura que serán muy cercanos”, dijo Somers.

“Han respondido a mis oraciones. Esto maravilloso, es absolutamente maravilloso”.