Cuando Tyler West tenía sólo siete años de edad, fue diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda. De espíritu flexible y alegre, Tyler vive cada día al máximo con la ayuda de su familia y el equipo del Hospital de Investigación Infantil St. Jude. La historia de Tyler nos recuerda a nunca dejar de luchar y nunca tomar la vida por sentado.
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