Por Ignacio Rojas
27 febrero, 2014

Se le pidió al autor David Foster Wallace que diera el discurso de graduación de la clase del 2005 en la universidad de Kenyon. Sin embargo, el resultado de este discurso no llegó a ser ampliamente conocido hasta 3 años más tarde, después de su trágica muerte. Es, sin duda, uno de los mejores consejos de vida que he encontrado, y tal vez la explicación más simple y elegante del valor real de la educación.

httpv://youtu.be/pwL3_aFOeFc

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