Una fotógrafa brasileña (Angélica Dass) quiso hacer un original árbol genealógico familiar, que luego se convirtió en una proyecto de proporciones mundiales y ha dado mucho que hablar: Humanae. Luego de comprobar las diferencias en su propia familia, Dass decidió demostrar que hay tantos colores de piel como identidades en el mundo y que la diversidad humana es mucho más rica en todo sentido.