Aunque no lo creas, cuando se trata de logros académicos, la inteligencia no es el factor más importante.
De acuerdo con el nuevo estudio de la Griffith’s School of Applied Psychology, la personalidad es mejor indicador de éxito en el colegio que la inteligencia medida por test tradicionales estandarizados. A grandes rasgos, el estudio demostró que los estudiantes que son más abiertos y conscientes tienen mejor rendimiento académico que aquellos que son simplemente inteligentes.
Los investigadores australianos compararon los datos estándares sobre “los 5 grandes” rasgos de la personalidad –extroversión, neuroticisimo, amabilidad, percepción y apertura a la experiencia– con las notas de los estudiantes y los puntajes en el test. Les pidieron a los estudiantes que completaran una autoevaluación de personalidad, y también le pidieron a otras personas que los conocían bien que los evaluaran en base a su propio criterio. Se estableció que las autoevaluaciones de los estudiantes eran tan efectivas para indicar su rendimiento académico como la misma inteligencia, y que los reportes de quienes los conocían bien eran aproximadamente 4 veces más precisos en indicar su posible rendimiento académico que la inteligencia.
Los investigadores descubrieron que rasgos como la apertura de mente y la auto-conciencia tenían la mayor influencia en el éxito académico. Los estudios demostraron que la apertura a la experiencia –que tiene que ver con la curiosidad intelectual y con las ganas de obtener nueva información– es, de hecho, el indicador más importante y preciso a la hora de evaluar los logros creativos.
“En términos prácticos, la cantidad de esfuerzo que estén dispuestos a hacer los estudiantes, y el foco de ese esfuerzo, es tan importante como el nivel de inteligencia… El estudiante con la personalidad más útil podrá tener un puntaje más alto que un estudiante promedio” dijo el autor del estudio, el Dr. Arthur Poropat.
Los resultados son un importante recordatorio de que los niños que pueden no ser considerados “listos” únicamente en función de las medidas tradicionales. Y es que los estudiantes pueden ser altamente exitosos en sus estudios, ya sea por su inteligencia innata, o por su propio mérito y esfuerzo. Como la personalidad puede ser más útil y provechosa que la capacidad intelectual, ayudar a los estudiantes con problemas a crear rasgos de personalidad benéficos –particularmente la curiosidad intelectual y la ética– puede ser una manera poderosa de mejorar el rendimiento académico. Afortunadamente, los estudiantes con un coeficiente intelectual alto y con serios problemas de actitud y habilidad social, también pueden ser tratados, de modo que aprendan a cultivar estas cualidades.
“La personalidad cambia, y algunos educadores han logrado entrenar a sus alumnos y mejoras ciertos aspectos de la personalidad, llevándolos a una mejor capacidad de aprendizaje. Por contraste, apenas hay evidencia de que la inteligencia se pueda ‘enseñar,’ a pesar de la popularidad de las aplicaciones de entrenamiento para el cerebro” aseguró Poropat.
Visto en: Huffingtonpost.com / Imágenes de: Weheartit