En la mayoría de las ocasiones cuando nacen gemelos son indistinguibles. Salvo por alguna marca de nacimiento o algún rasgo menor, los recién nacidos que comparten el mismo ADN son prácticamente copias perfectas. Sin embargo, con el tiempo, cuando los rasgos florecen y se toman decisiones, se producen acontecimientos imprevistos y el destino sigue su curso, incluso hermanos biológicamente iguales pueden comenzar a verse significativamente diferentes.