Estar en la etapa de los veinte años de edad realmente puede ser terrible. Es un capítulo confuso y estresante de la vida en el cual te encuentras entre los años de alegrías y cerveza en la universidad, y la vida real de un adulto.
Si estás entre los 20 y 30 años, y sientes que estás a punto de perder la cabeza (o ya lo hiciste), no te preocupes, no estás solo.
Muchos de nosotros pasamos nuestros veinte años cuestionándonos a nosotros mismos mientras contemplamos el futuro. Algunos nos encontramos con prisa de llegar a algún lugar, mientras que otros se conforman quedándose donde están.
No necesariamente tienes que tener todo resuelto para cuando ya tienes 30 años. La vida es larga, caótica, hermosa, al azar y dinámica.
La única cosa de la que puedes estar realmente seguro en este mundo, es que el cambio es algo constante. Esta es precisamente la razón principal por la cual los veinte años de una persona son tan confusos. Es un período de metamorfosis, cuando nos desprendemos de nuestra ingenuidad juvenil y empezamos a darle forma al mundo que nos rodea a partir de lo que hemos aprendido.
El éxito en la vida es sumamente subjetivo, y se basa en lo que una persona valora. No hay un único camino hacia el éxito. Sin embargo, es probable que todos estemos de acuerdo que el sentirse exitoso, a nivel personal, es en gran parte producto de si te sientes o no realizado.
El camino hacia el éxito se trata de encontrar el equilibrio entre lo que es práctico y lo que deseamos. Nadie quiere desperdiciar su vida. Todos queremos asegurarnos de aprovecharla al máximo.
Aquí hay ocho cosas que sugerimos hacer en tus veinte años para alcanzar el éxito en tu futuro. Estos pasos no garantizan la felicidad, pero sin duda te ayudarán a asegurarte de que inviertas tu tiempo sabiamente durante una de las décadas más importantes de tu vida.
1. Prueba cuanto trabajo diferente te sea posible, no te conformes con cualquier cosa.
No te encierres en ti mismo. Descubre para lo que eres bueno. Desarrolla un conjunto de diversas habilidades, lo que te hará más comercial a largo plazo.
Algo muy importantes es que nunca debes mirar hacia atrás y pensar, ¿cómo sería mi vida si hubiera hecho “tal cosa” en lugar de “esto”?
Encuentra lo que te hace clic. No te limites a permanecer en un trabajo por el dinero o porque tienes miedo de las “desgracias” que puedas sufrir al estar desempleado. Pregúntate a ti mismo lo que realmente quieres en la vida.
Es imposible que te guste tu trabajo al 100 porciento. Habrán muchos momentos frustrantes. Sin embargo, si las cosas que no te gustan de tu trabajo son más que las cosas que te gustan de el, estás en la profesión equivocada.
Sólo tenemos una vida, no la desperdicies haciendo algo que no te llega al alma.
Como el filósofo Alan Watts, una vez dijo:
“Es mejor tener una vida corta, llena de todas las cosas que te gustan hacer, que una vida larga vivida de una forma miserable.”
No permitas que las nociones sobre el éxito te obliguen a seguir una profesión que te hace miserable. No se supone que la vida deba ser vivida de forma monótona.
2. Deja de compararte con las demás personas.
Lo que otras personas estén haciendo en sus vidas no es un parámetro para medir tu importancia en este mundo.
Todos tenemos nuestros propios caminos.
Lo más probable es que tengas que luchar contra muchas cosas en tus veinte años. Tendrás momentos de desesperación. Al igual que momentos en los que sientas que todos tus compañeros están muy por delante de ti, pero eso es sólo una ilusión.
El éxito no se logra de un día para otro; no es algo superficial, ni se trata tampoco de un título o una placa pegada en la pared.
El éxito se basa en la capacidad de jugar hasta el final; tienes que estar dispuesto a trabajarle por un periodo de tiempo, requiere de mucha paciencia y perseverancia.
El compararte con otras personas es una pérdida de tiempo, un obstáculo innecesario y autoimpuesto.
Recuerda que cada persona es única, y que la vida no es una carrera, sino un viaje.
3. Hazte amigo de tus padres.
La mayoría de nosotros crecemos sintiéndonos aterrorizados por nuestros padres. Los padres, para los que tenemos la suerte de tener, son el primer modelo para nosotros, de una persona adulta.
De hecho, los niños a menudo ven a sus padres como superhéroes, pero luego crecen y se dan cuenta que son tan imperfectos como todas las demás personas.
Esto no quiere decir que no tengan todavía muchas cosas que enseñarnos, sin embargo, pasamos gran parte de nuestra adolescencia rechazando e ignorando a nuestros padres. Es una parte normal de esa transición, ya que sentimos que sabemos más porque por fin hemos empezado a comprender las realidades del mundo.
Lo creas o no, incluso a tus veinte años, tus padres todavía saben mucho más que tú. La sabiduría es producto de la experiencia.
Hazte amigo de tus padres, escucha sus consejos, aprende de sus errores y valora el tiempo que pases con ellos. Recuerda que no van a estar aquí para siempre
4. Viaja frecuentemente y cuan lejos te sea posible.
Los seres humanos no estamos destinados a quedarnos quietos en un sólo lugar. Las primeras personas que habitaron el mundo eran nómadas. Nuestros antepasados vagaban por el mundo. Viajar está en nuestra sangre.
Los veinte años son lejos la mejor época para viajar. Como la vida está constantemente avanzando, te vas limitando por tus compromisos. Tienes que aprovechar mientras aún puedas.
Hay tantas cosas que podemos aprender al viajar. Nos enseña el verdadero valor de nuestro hogar, mientras que también nos expone a las complejidades de otras culturas.
Al mismo tiempo, el viajar nos demuestra que no importa cuán diferentes puedan parecer las personas, todos queremos vivir felices y libres. Todos los seres humanos reímos, lloramos, comemos, bebemos, cantamos, bailamos y amamos.
Abraza al mundo que te rodea, hay tantas cosas por ver y hacer. No te limites a ser un turista, realmente sumérgete en otras culturas. Tampoco te limites a sólo viajar fuera de tu país, explora también lo que hay dentro de el. La diversidad es una entidad sin fronteras. El mundo, sin duda, sería un lugar más empático, comprensivo y compasivo si más personas viajaran, y tuvieran la oportunidad de vivir experiencias diferentes a las que están acostumbrados.
5. Haz voluntariados, trabajo humanitario, salte de tu zona de confort.
No hay nada más satisfactorio que darse cuenta de que has tenido un impacto evidente y positivo en otras personas.
Muchos de nosotros somos mucho más privilegiados que otras personas, tanto dentro de nuestro país como alrededor del mundo. Mucho de esto es producto del duro trabajo de nuestros padres y nuestro, pero en gran parte también ha sido gracias a la suerte.
Devuélveselo al mundo. No es algo que sólo va a beneficiar a los demás, sino que también enriquecerá tu vida y te concederá una nueva perspectiva.
Sólo aquellos que han vivido en la pobreza pueden entender su verdadero impacto. Sin embargo, es importante que todas las personas den un paso fuera de su zona de confort, aquí y allá con el fin de empezar a comprender lo que significa luchar.
Una sociedad se mide por cómo trata a sus miembros más débiles. Si podemos aprender sobre esto a nuestros veinte años, vamos a crear una civilización mucho más deslumbrante para el futuro. Además, de que no sobra decir que se ve muy bien en tu currículum.
6. Ejercítate, come bien, sé saludable.
A medida que vayan pasando tus veinte años, comenzarás a darte cuenta de que tu metabolismo no es tan cooperativa como solía ser.
Empieza a hacer ejercicio y comer bien desde ahora. No esperes a que sea demasiado tarde. La causa número uno de muerte en los Estados Unidos es por enfermedades al corazón, causadas principalmente por nuestras dietas pobres y la falta de ejercicio.
Si quieres vivir una vida larga y feliz, ponte a trabajar ahora, así no sufrirás las consecuencias más adelante. Y si deseas que tu energía se mantenga al igual que tu éxito a medida que envejeces, necesitarás estar en buena forma.
7. Encuentra actividades que te hagan sentir pleno, aparte de tu trabajo.
Tu trabajo no debe ser tu única fuente de satisfacción.
Busca actividades que te hagan olvidar todas las cosas que te preocupan.
Puede que renunciemos o nos despidan de nuestros empleos, pero nuestras aficiones permanecerán con nosotros el resto de nuestras vidas.
Un día te jubilarás, y no vas a querer quedarte sin nada que hacer.
8. Gasta tu dinero en experiencias, no en cosas.
Deja de gastar tu dinero en cosas materiales. Ninguna de esos objetos son eternos, mientras que las experiencias sí.
Tu mente es un tesoro, un cofre lleno de historias y recuerdos.
Gasta tu dinero en cosas que enriquecerán tu vida, no en objetos que te proporcionan una sensación fugaz de satisfacción.
No quieres terminar viejo y en la quiebra con un armario lleno de ropa con moho y zapatos rotos.
La vida se trata de algo mucho más importante que el dinero, el cual va y viene. Si puedes entender esta lección para antes de finalizar tus veinte años, ya eres sabio más allá de tus años.
No te preocupes más por las cosas pequeñas, aprende a disfrutar del paseo.