La manera en la que Disney hizo que ‘La Sirenita’ pasara de ser una perturbadora leyenda a una película para niños

Hoy “La Sirenita” cumple 25 años. Cuando hizo su aparición por primera vez, en 1989, Disney llevaba tres años sin ningún éxito masivo: “La Bella Durmiente,” uno de sus últimos éxitos, había sido estrenada en 1959, 6 años antes de que Walt Disney muriera. El estudio había pasado demasiado tiempo sin un líder designado, y una nueva generación se alzaba: una que había trabajado con los animadores que se habían desarrollado bajo el alero de Walt Disney pero que también estaba equipada con su propia visión moderna. Para celebrar el renacimiento de Disney que comenzó bajo el mar, hablamos con el co-escritor y con el director Ron Clements y John Musker para que nos contaran como lograron convertir la perturbadora historia de Hans Christian Andersen en un clásico de las películas para niños.

Con una gran reunión en el horizonte, Ron Clements fue a la librería más cercana en búsqueda de su nueva gran idea. Antes de leer la historia ese día nunca había oído hablar de “La Sirenita” y apenas comenzó a leer, le pareció que el estilo de escritura cinematográfico de Hans Christian Andersen era perfecto para crear una película. Eso, hasta que vio como terminaba la historia. “Me di cuenta que era una historia muy triste, con un final aun más terrible,” comentó Clements.

La historia original de “La Sirenita,” escrita por Andersen es mucho más trágica que la historia de Ariel que ha, sin duda, dejado una marca imborrable en nuestra cultura pop. La protagonista de 1837 no sólo se ve motivada por la atracción que sentía hacia el príncipe, sino que también deseaba el alma eterna que sólo los humanos poseían y que ella no tenía. Con ayuda de una bruja marina, logra cambiar su voz por un par de piernas. La sirenita de la historia original debe conseguir el primer beso de su amor verdadero, de lo contrario, morirá. A pesar de que siente como si estuviera pisando cientos de cuchillos, la sirenita intenta conquistar al príncipe con bailes. Sin embargo, el príncipe se casa con una princesa humana que cree fue la responsable de salvarlo de un desastroso naufragio (cuando en realidad fue la sirenita quien lo salvó).  A la sirenita se le da la opción de volver a ser una sirena, pero a cambio, debe asesinarlo. “Al final,” comenta Clements, “pierde al príncipe y vuelve al mar.”

Clements decidió inventar el nombre ‘Ariel’ para esta criatura, y editó el final de la historia original para conseguir un final más adecuado para los niños y menos dramático. Esta técnica se inspiró en el proceso que Michael Eisner creó en Paramount: Los escritores y los directores se juntaban, comentaban una serie de ideas, y las más malas eran mejoradas de alguna forma.

Sucede que la historia de “La Sirenita” que vivió feliz para siempre con su príncipe no fue muy popular en un principio. En esa misma época, Disney se encontraba preparando una secuela de “Splash” y creían que ambas películas eran demasiado similares. Sin embargo, un par de días después, Clements recibió una llamada y se le pidió volver a presentar su idea. Un par de semana después, “La Sirenita” fue aprobada. Clements se reunió con John Musker, con quien había trabajado previamente en “El Gran Ratón Detective,” y se dedicaron a desarrollar la película que haría posible que Disney volviese a su antigua gloria.

Clements y Musker estaban dispuestos a editar la historia original tanto como fuera necesario, aunque habían ciertos elementos que sentían que no podían dejar fuera: Por ejemplo, la idea del amor a primera vista y la pérdida de la voz de Ariel.

“Sé que era una idea controversial,” comentó Musker cuando se le pregunta sobre su posición. “Incluso sé que al leer el guión, muchas personas se preguntaban, ‘¿De verdad se puede hacer esto? ¿Puedes tener una protagonista sin voz por gran parte de la película?’”

“En el momento, fue todo un desafío leer el guión para los altos ejecutivos,” añadió Clements “porque gran parte del tiempo no leen las descripciones de la escena, sólo leen el diálogo y luego, de la nada, había una gran porción del guión donde Ariel no tenía nada de diálogo.”

“En la película también tratamos el tema del amor a primera vista que, supongo que de alguna forma, puede ser controversial,” añadió. “Es algo recurrente en los cuentos de hadas y está presente incluso en los principios de este tipo de relatos. Tiene que ver con esta idea de dos personas que no se conocen, pero que están destinadas a estar juntas. Sólo al interactuar un poco pueden darse cuenta de esto.”

Lo interesante de la forma en la que editaron la historia es que para hacerla menos perturbadora y más amigable para el público infantil hicieron que la imagen de la malvada bruja marina tuviese más fuerza. En la historia de Andersen, la figura de la villana actúa como alguien que ayuda a la protagonista, sin embargo, Clements y Musker sabían que Úrsula era su oportunidad para crear una villana típica de Disney.

“Úrsula tenía una imagen diferente al principio,” comentó Musker. “En algún momento, era similar a un león marino, a una mantarraya y a un pulpo, y luego cuando se volvió real, nos pareció increíble la manera en la que podía usar sus tentáculos para adueñarse del rol de la villana.”

Siempre tuvo a Bea Arthur en mente para este rol, aunque nunca llegaron a tener la oportunidad de plantearle la idea (debido a sus horarios de filmación y posiblemente a que no le gustaría tener el rol de bruja), así que Musker sólo se quedó con su inteligencia mordaz en mente a lo largo del proceso de creación.

El nombre de Divine surgió cuando Musker y Clements le presentaron el personaje al productor y director del departamento de música, Howard Ashman.

Ashman era familiar con este personaje a través de las películas de John Waters y les sugirió usar el personaje de Harris Glenn Milstead como inspiración para Úrsula. También sintió una conexión inmediata entre la bruja marina y ‘Dynasty.’

“La describimos como una villana sensual y exagerada e inmediatamente nos dijo ‘Sí, se parece a Joan Collins,’” comentó Clements. “Así que cuando escribimos nuestro guión, John se imaginaba a Bea Arthur y yo me imaginaba a Joan.”

Ambas tuvieron la oportunidad de involucrarse, de forma distante, en la creación de esta gloriosa villana. Los pólipos marinos los sacaron de la historia de Andersen (que originalmente eran guardianes del castillo de la bruja) y los convirtieron en sirenas y tritones que habían sido condenados y que no poseían belleza. Antes de las ediciones que se hicieron en el estudio, también incluyeron un personaje llamado Harold el tritón, quien deseaba ser bello, pero luego de no poder pagar una deuda que tenía con Ursula, había sido condenado.

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Ashman también fue responsable, casi completamente, por el nacimiento de Sebastián, quien al comienzo había sido un cangrejo llamado Clarence. En ese momento, tenía un acento normal. Pero Ashman supo desde el principio que quería que Sebastían fuera rastafari para poder incorporar, de manera lógica, elementos Calipso dentro de la música.

Musker y Clements tenían en mente un personaje que fuera más conservador en mente, y no sabían cómo esto funcionaría teniendo un personaje más relajado. Ashman les sugirió que para crear a Sebastián se inspiraran en Geoffrey Holder.

“Lo que queríamos era que Sebastián fuera un Geoffrey Holder. En ese tiempo, se le conocía como el hombre 7-Up,” comentó Clements. “En esos comerciales se veía increíble y hablaba en un dialecto Jamaicano. Howard nos dijo, “Eso es lo que me imagino con el cangrejo. Puede ser increíble, y no tan relajado.”

“Bajo el Mar” asegura que no tener que trabajar es una de las razones principales por las cuales “la vida es mejor cuando estás mojado,” un elemento que generó una ola de críticas que veían la canción como racista (donde los peces jugaban el rol de la gente de color). Sin embargo, Clements y Musker se mostraron sorprendidos ante tal acusación. “Es un compositor muy dedicado y trabaja para la corte,” comentaron al hablar de Sebastián. “Nunca se nos ocurrió algo como eso, y la verdad es que no hemos escuchado nada parecido.”

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Desde el comienzo, Ariel también cambió un poco. Inicialmente, la habían diseñado casi exactamente como aparecía en la historia de Andersen: Pasiva y tímida. La curiosidad que luego demostró en la película, apareció primero como un delfín macho llamado Breaker quien sería su compañero, pero luego decidieron sacarlo y darle a la propia Ariel esta cualidad.

“Era una figura muy energética y aventurera,” comentó Musker. “Durante la etapa inicial del desarrollo del guión nos indicaron que teníamos demasiados personajes, así que optamos por eliminar este delfín y entregarle parte de su personalidad a Ariel. Fue ella entonces, quien tomó toda esta energía.”

Y esto también fue lo que hizo posible hacer que la figura de Ariel fuera similar a la de una adolescente humana. El artista Glen Keane se inspiró en Alyssa Milano al dibujarla, aunque Msuker y Clements confiesan haberse inspirado en otras películas adolescentes. Intentaban analizar películas que acababan de estrenarse tales como “Footloose” con la esperanza de poder capturar los aspectos modernos de la adolescencia.

“Queríamos que fuera como una adolescente de verdad, así que nos dedicamos a estudiar estas películas sobre chicas adolescentes,” comentó Clements. “Tiene una gruta llena de objetos humanos que, para nosotros, era como la imagen de esa adolescente que tiene la pieza llena de posters.”

Este sentido de rebeldía, que es sinónimo de la adolescencia de muchos, era de suma importancia para la historia que querían contar. Tanto para Musker como para Clements, “La Sirenita” es, en el fondo, una historia sobre un padre y su hija.

“Aunque la historia de amor es muy importante, la relación que se muestra entre este padre y su hija es clave desde el comienzo,” aseguró Musker. “Tiene que ver con los límites y con el hecho de que los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos, pero que quizás la idea de lo que es correcto es diferente tanto para el hijo como para el padre.”

Al mismo tiempo que intentaban crear una película con la que la gente se pudiera identificar, también querían crear algo que ellos mismos verían. “No creíamos estar haciendo una película para niños pequeños. Lo que de verdad pensábamos era que se trataba de una película para nosotros mismos, y esperábamos que también le gustara a los demás,” comentó Clements. “Esa es la forma en la que hay que hacer estas películas: haciendo cosas que te muevan o que encuentres divertidas. Esa es tu mejor pista para saber si es que algo funciona o no.”

Aunque “La Sirenita” no muestra sus trágicos orígenes, tal como cualquier otra película de Disney, posee elementos oscuros y sensuales que parecen sorprendentes de mostrar en una película con rating G.

“Queríamos que diera miedo. Nos gustaban películas como ‘El Mago de Oz’ y cosas de ese estilo,” comenta Clements. “Creo que los cuentos de hadas poseen muchos de estos elementos oscuros, estas películas son casi un rito de iniciación: Es la forma que tienen los niños de procesar cosas que suceden en el mundo que puedan parecer difíciles. Y siempre hay momentos de claridad dentro de esa oscuridad. Para mí, es un buen contraste.”

Visto en Huffingtonpost