Seguramente a todos nos ha pasado estar en casa, en el trabajo o caminando por la calle, e imaginar peculiares y extrañas situaciones y cosas. Justamente esto es lo que siempre le ha pasado a François Dourlen, quien declara haber creado en su cabeza las más estrafalarias y atípicas historias, pero que nunca ha podido dar a entender a los demás de que se trata cada una de ellas.
Pero llegó el día en que todo cambió. Dourlen despertó con ganas de hacerle una broma a sus amigos y se le ocurrió una creativa y graciosa forma de hacerlo: reemplazó una estatua de Napoleón ubicada en Cherbpurg por una imagen del pequeño pony que tenía en su celular. Lo pasó tan bien creando este peculiar montaje que lo puso en su facebook, y las personas no se demoraron ni un minuto en aclamar su obra.
Al darse cuenta que la sensación que causaban los montajes en él, era la misma que causaban en los demás, rehizo otra fotografía en el mismo estilo, y otra, y otra, dando vida a una espléndida serie ¡Por fin encontró la forma de contarle al resto las ridículas y divertidas cosas que piensa todo el tiempo!
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