Es una serie de esculturas sobre tazas y teteras de cerámica, en donde la artista Livia Marin las funde en charcos de porcelana mientras que sorprendentemente van conservando sus diseños impresos originales. Los elaborados motivos chinos de sauces y aves parecieran flotar en una piscina de cerámica brillante aún en perfecto estado.
Interesada en los temas de quebrantamiento y recuperación, las cerámicas artificiales de Marin cuestionan la fortaleza de las relaciones que establecemos con los objetos materiales cotidianos que usamos de manera habitual. Normalmente una vez que se rompe algo deja de ser utilizado o se tira, pero de vez en cuando un elemento dañado puede guardarse si el propietario se siente especialmente unido o sentimental.
Es ese momento de decisión o indecisión que puede traer un nuevo significado a una pieza y eso es lo que fascina a Marin. Ella intenta recrear ese juicio necesario en estos útiles objetos, mientras la integridad y la estabilidad de la cerámica decorada es todavía hermosa y seductora en su destrucción.
Visto en Mymodernmet.