Tengo una mesa antigua que pide a gritos por un poco de cariño y amor, y decidí hacerle caso. Pensé ¿cómo podría mimar a mi antigua y aburrida mesa? Por supuesto la regla número 1 era: Algo fácil y que no me quite mucho tiempo (ya que no soy muy entendida en el arte de las manualidades) Y llegó la brillante idea…
Mi mesa de aire libre estaba realmente en tristes condiciones, así que lo primero que hice fue darle una capa fresca de pintura naranja (puedes elegir el color que quieras). Fue un rápido cambio de look, pero no estaba feliz aún, faltaba un toque especial que convirtiera a mi mesa en la más estilosa y linda de todas.
Estaba pensando en todos los usuales patrones y formas, ¡cuando mi tía sugirió otomí! Fue el comentario más acertado que podría haber llegado… claramente soy una fan de la decoración mexicana y de los colores brillantes.
Te voy a ahorrar los detalles de mis ensayos y errores, y sólo te voy a decir la manera más simple de lograr esto. Descargué un patrón otomí que me encantó, e imprimí su plantilla. Jugué con el tamaño para que la escala fuera la adecuada para mi mesa y después tracé todas mis formas favoritas en un papel de contacto transparente, pero puedes usar cualquier tipo de papel a través del cual se pueda ver.
Después de recortarlas todas, las organicé como un rompecabezas en la superficie… mientras más lleno, mejor.
Luego cuidadosamente despegué la parte de atrás de las figuras, y las apliqué sobre la superficie. Lo hice de manera ligeramente suave alrededor de los bordes para que la pintura no se traspase, pero no tan fuerte como para que después no pudiera despegarlas.
Después di a la superficie varias capas ligeras de pintura de un color contrastante. Mi tía estaba demasiado ansiosa como para esperar a ver las fotos, así que vino a verlas por sí misma. Por supuesto la puse a trabajar de inmediato, ayudándome a despegar las figuras una vez que estas estuvieran secas, usando una hoja de afeitar para comenzar con cada una.
Estábamos literalmente sin aliento y chocando nuestras manos cuando la mesa estuvo terminada… Adoro los vivos colores y vibrantes patrones, por no mencionar su carácter único.
La mesa ha sido pintada tantas veces que algo del naranjo ya se despegó con el papel de contacto. Pero creo que en realidad esto aporta más carácter y estilo.
Casi no puedo esperar a mostrarles el patio completo, pero creo que probablemente podrán imaginar los colores que usamos. Oh, ¡y el tiempo total empleado en este proyecto fueron sólo dos horas! Ya comencé a buscar más cosas para otomiar. Oh dios, lo estoy usando como un verbo ahora. ¿Qué opinas de mi loca pequeña mesa? ¿Estás tan encantado por ella como lo estoy yo? ¿Amas otomí también?
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