Estas antiguas casas flotantes siguen con la esperanza de que sus increíbles diseños vuelvan a llamar a los visitantes

Por décadas estos hoteles flotantes se llenaron de famosos y hoy sólo quedan recuerdos.

Cuenta la historia que en los lagos de Cachemira, distintas casas flotantes descansaban tranquilamente mientras albergaban a personajes famosos; como estrellas de cine, músicos, escritores y varios artistas en la década de 1800. Todo lo que tenían en común, era que buscaban paz y descanso en estas aguas que entregaban una aventura como ninguna otra. Sus increíbles estructuras deslumbraban por su tipo de arquitectura; diseñadas para mostrar toda la belleza de la India.

Una de esas casas flotantes se llama el Palacio de Buckingham que junto con otras casas, eran la sede de turistas y viajeros en los lagos de Srinagar en la India, pero el paso del tiempo se les vino encima. Una casa que impresionaba por su diseño, tuvo su época dorada que se esfumó tras el paso de los años porque al ser construida en 1930, hoy se puede ver cómo ha sido afectada. Este hotel es del señor Dunoo, quien decidió nombrarlo por un huésped muy leal que tuvo: una señora británica que lo visitaba con frecuencia.

Helen Rimell

Estas imágenes fueron capturadas por la fotógrafa Helen Rimell, ella quiso mostrar la nostalgia de las casas flotantes vacías a la espera de clientes que no vendrán. Viajó a Cachemira en 1989 para documentar los fantasmas de una industria turística congelada en el tiempo, un año que marcó la erradicación de estos hoteles, dejando de ser prósperos para los dueños y sus antepasados que construyeron las posadas hace más de 200 años. Estas fueron pensadas detalladamente al ser construidas a lo largo como si fuesen botes mientras que los dueños las llenaron de objetos elegantes: alfombras indias, candelabros de cristal, techos de madera tallados y sofás de cuero.

Helen Rimell

En sus memorias hay descripciones exactas de su visita donde explicó cosas como que: “La cena se servía en grandes mesas de madera de nogal y el té se bebía en pequeñas tazas chinas porque los propietarios trataban a los clientes como a la realeza“.

Helen Rimell

Fue en ese año que Cachemira cayó en las garras de las guerras entre India y Pakistán, de esa forma llegó un problema real para el turismo: no más días de campo por el lago en el claro de luna, no más partidos de cricket, cines o alcohol. Lo que antes fue el paraíso para sus visitantes, poco a poco iba quedando en ruinas.

Ya nadie hablaba de Cachemira por su increíble belleza, gastronomía y la artesanía, simplemente desaparecieron. El conflicto produjo que durante 10 años nadie visitó el lugar. Nadie.

Volviendo a las memorias de la fotógrafa Rimell, explicó que en la casa mariposa (fotografía de abajo), había un comedor en nácar que deslumbraba a todos y que antes de la situación política en 1989, muchos de los invitados se quedaban durante largos períodos de tiempo y volvían con frecuencia. Muchos de ellos regalaron a sus anfitriones pinturas y poesía como forma de agradecimiento por ser tan generosos con ellos, mientras que los dueños no dudaban en colgarlas en sus preciosos botes.

Helen Rimell

Pero eso ya quedó en la historia, el gobierno indio está dispuesto a cerrar estos lugares por completo por la gran cantidad de contaminación que se está generando en el lago, aunque los propietarios aseguran que menos del 12% de la contaminación se atribuye a la industria de los hoteles flotantes. Así dejarían de existir casas tan hermosas que albergan tesoros dentro de ellas.

Helen Rimell

Todavía no se sabe que ocurrirá con este lugar, pero se puede recordar esa hermosa época con las siguientes imágenes que fueron tomadas por la revista Life. Increíbles imágenes que ahora sólo se encuentran en el recuerdo de los dueños de los hoteles, ahora están presentadas para que puedas ver lo que fue un día normal en estas casas flotantes llenas de vida y movimiento.

Life

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