Ojalá hubiera sido yo quien derramó esa taza de café
Un día Stefan derramó una taza de café. De la mancha que resultó, vio la forma de un pequeño monstruo que le decía a gritos que lo dibujara. Y así fue, lo dibujó en detalle y pensó que tal vez tendría que hacer esto todos los días para desarrollar su creatividad. Utilizando más café y una cuchara, empezó a crear más monstruos. A pesar de que sus amigos lo consideraron loco, él no se detuvo.
Hoy, tiene más de 480 monstruos de café a los que llama Coffeemonsters. Utiliza otras herramientas que le ayudan a perfeccionar su técnica y además crea pequeñas historias para cada uno de sus personajes. Este amante del café no se detiene; sigue creando para sus más de 20 mil seguidores en Instagram que aseguran que estos monstruos los hacen más felices.
Los monstruos hechos de café no pasan, ni pasarán de moda, pues de cada mancha surge uno nuevo: