Por Ignacio Mardones
24 julio, 2015

¡Me alegro por sus padres!

Esta historia es para no creerla, ya que este niño tenía nulas posibilidades de vivir, pero aún así le hizo frente a la adversidad y logró nacer y desarrollarse normalmente.

Los doctores le habían recomendado a Mahiri, su madre, que abortara.

Esto debido a que sus datos verificaban que era un feto inviable. Sin embargo, a las 20 semanas de gestación ella rompió aguas y le dijo a los médicos que no iba a hacer lo que sugerían. El parto fue muy duro y Jett Morris nació pesando tan sólo 624 gramos.

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Jett Nació en el hospital East Surrey de Londres, para los padres fue muy duro tomar la decisión; no querían abortar si es que aún existía la mínima posibilidad de que su pequeño podía vivir. La pareja incluso llegó a enfadarse con los médicos, ya que éstos insistieron en que la madre debía abortar a toda costa, aunque siempre pensando en la seguridad de ella y basándose en los datos que manejaban. “Entiendo que los médicos tienen que decirte el peor de los casos y deben ser duros, pero no hay dos personas en este planeta que sean exactamente iguales y los médicos no dieron ni una oportunidad a Jett”.

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El parto tuvo que ser en una sala especial, ya que debido a lo frágil que venía el niño, necesitaban de los instrumentos más tecnológicos. Jett no murió al nacer, tampoco tuvo problemas cerebrales, de hecho hace poco tiempo cumplió un año de vida y sus padres lo celebraron a lo grande. La familia está feliz de haber logrado vencer todos los desafíos y esperan que siga siendo un niño alegre y con buena salud por mucho tiempo más.

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