A veces el que menos tiene, es el que más da.
Admitamos que es un poco extraño encontrarse en la calle con un chico desconocido, y que este te pida prestado tu calzado. Vamos, que los zapatos son relativamente personales, no? Si bien la mayoría se negó a hacerlo, este experimento social demuestra que ciertas personas no tienen miedo a ser generosos:
httpv://youtu.be/Y5-cokWHZbc
Y tú, ¿cómo habrías reaccionado?