Un severo entrenamiento para dominar el sueño de tus hijos: ¿Tienes lo que se necesita?

“El segundo día lloró durante 5 horas seguidas” cuenta una de las madres.

El método es bastante simple: consiste en dejar llorar a los niños hasta que se cansen… Es una tendencia supuestamente novedosa, pero de seguro muchos padres la han practicado desde hace siglos. La historia le ocurre a un matrimonio principiante en el tema; ellos llevaron a su hija de 8 semanas donde un doctor para un control de rutina. Pensaban que todo iría bien, ya que la niña había aumentado de peso, se veía sana y dormía de 6 a 8 horas seguidas. No sabían que este doctor en realidad era un experto en el área del sueño; él no se impresionó con lo que le contaban, sino que respondió “Ella debería estar durmiendo 12 horas seguidas por la noche. Es tiempo de pensar en un entrenamiento que le funcione“. La pareja reaccionó dudosa, añadiendo que sólo tenía 8 semanas de edad. El pediatra les recomendó lo siguiente: “Pónganla en la cuna a las 7 pm, cierren la puerta y no vuelvan a entrar hasta que sean las 7 am. No la vayan a ver ni la consuelen si llora, ella aprenderá y al tercer día estará durmiendo 12 horas seguidas sin ningún problema.”

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El doctor que empezó con este tratamiento es Michael Cohen. Primero puso a prueba a niños de 4 meses, luego fue disminuyendo la edad hasta las 8 semanas. Incluso intentó recetar el mismo entrenamiento para niños de 1 mes, pero se dio cuenta que era pedir demasiado; los padres son demasiado afectivos a esa edad y no podía pedírseles tanto.

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Quienes han dado este entrenamiento a sus hijos, cuentan experiencias disímiles: “Mi licencia de maternidad se había acabado. Tenía que volver al trabajo, necesitaba dormir.” dice una madre que sometió a su hijo a este “experimento”. Y a ella le dio resultado: “La primera noche lloró por 3 horas seguidas, la segunda por 45 minutos, a la tercera durmió perfecto toda la noche“. Pero para otra madre la cosa fue distinta: “La primera noche lloró por dos horas y media; la segunda por más de 5 horas, yo no aguanté y me levanté a las 4 de la mañana a sostenerlo en mis manos. Me caían las lágrimas, pensé que lo había traumatizado.”

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Finalmente la pareja optó por no dar el tratamiento a su hija. Quizás en un par de meses se animen a intentarlo.