Cuando tú no los dejas, estás confirmando a Sarah como alguien distinta.
Testimonio escrito por Beth Hersom.
Queridos padres:
Quiero hablarles de algo que es incómodo. Me ha llamado la atención que muchos de ustedes están cometiendo un error. Y los entiendo, yo también lo hacia dos años atrás.
Mi hija tiene el Síndrome de Apert. Cuando era un bebé las placas de su cráneo estaban juntas, lo que significaba que no tenía espacio para que su cerebro creciera y necesitaba una cirugía que aliviara la presión. Su cabeza es más larga que el promedio. Tiene traqueotomía, por lo que no puede hablar todavía. La verdad es que ha permanecido en el hospital durante la mayoría de sus años de vida. Ahora está desarrollando algunos músculos que le permitirían caminar, pero por mientras permanece en una silla de ruedas. Mi pequeña hermosa no pasa desapercibida ante las personas…
He tenido que enseñarle a mis hijas que la gente puede ser muy ruda, pero eso no debe molestarles. Yo les he enseñado que amar a ese tipo de personas es parte de lo que significa ser cristiano. Cuando ando en con mi pequeña Sarah, veo todo tipo de reacciones, pero las más genuinas y naturales son la de los niños. Se sorprenden, preocupan e incluso algunos preguntan cosas.
Burlarse o apuntar con el dedo es rudo y tú lo sabes. Te avergüenzas cuando tu hijo lo hace y eso me hace daño. Le estás enseñando a tu hijo a sentirse asustado de lo que no entiende. Por eso les pido que en ese momento tengan una breve conversación con su hijo, sonrían, saluden y se presenten. Yo también ls contaré de mí y mi hija. Tu pequeño hará preguntas, las mismas que tú también quieres hacerme.
Esta es la cosa: los niños categorizan. Y, necesitan tu ayuda y a lo mejor la mía para asegurarnos de que Sarah entre en la categoría correcta. Cuando tú no los dejas hacerme preguntas “rudas”, estás confirmando a mi hija como distinta. Créanme que cuando los niños me han hecho preguntas, ellos entienden y ven a mi hija tal cual yo la veo: como a una niña.
Imagínense lo que mi pequeña ve. Un pequeño que no saca su mirada en ella y no la deja de apuntar con el dedo. Después que un padre lo nota y le dice que evite mirarla. Sarah es inteligente y eso le duele.
Ustedes no tienen que ser quienes la amen, aunque claramente lo harían si tuvieran la oportunidad de conocerla, pero sean unas de las personas que la miran. Enséñenle a sus hijos que la miren, por favor.