Por Bárbara Samaniego
22 febrero, 2015

Un profesor toma la decisión más importante de su vida, y esta pequeña de años nos recuerda lo geniales que son los niños. Todo comenzó cuando un maestro anónimo decidió salir del clóset y contarle a la escuela donde dictaba clases que era gay. Esperaba que su experiencia se utilizara como fuente de aprendizaje.

Muchos de los niños de su clase nunca habían escuchado el término “gay” de una forma que no fuera despectiva, por lo que tenían la impresión de que los gays eran malos, o simplemente defectuosos. Él lo atribuyó al hecho de que nadie discutía abiertamente sobre el tema: “Como maestro de escuela primaria siempre me preocupó hacer cualquier tipo de referencia a mi sexualidad, a pesar de que mis colegas hablaban de sus parejas todo el tiempo”.

Como parte de una iniciativa contra el acoso escolar, el maestro recibió el apoyo del director, y se atrevió a hablar directamente sobre su sexualidad, para que los estudiantes comprendieran que cuando, al utilizar el término de manera insultante, en realidad lo estaban insultando a él: “La reacción fue fantástica. Muchos estaban emocionados y sorprendidos y me hicieron algunas preguntas básicas -¿Tiene novio?- pero después de un par de minutos superaron y olvidaron el tema”.

Unos días más tarde, el maestro recibió una nota escrita a mano por una de sus estudiantes:

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Querido profesor:

Aunque ahora sé que es gay, yo siempre lo trataré de la misma forma en que lo he tratado. Todavía pienso en usted como lo hacía hace unos días. Usted es un gran profesor y estas son unas de las pocas palabras con las que lo describiría: increíble, asombroso, fantástico, brillante y valiente.  

La razón por la que creo que usted es valiente es porque compartió con nosotros un secreto muy personal, y eso es valiente.

No tiene que sentirse asustado, porque estoy segura de que toda la clase piensa de la misma forma que yo.

❤ ❤ 

P.d: Todos estamos orgullosos de usted.