Por Ignacio Rojas
19 septiembre, 2014

Cierra los ojos e imagina la última vez que te enamoraste. Tal vez puedas recordar cuando caminabas con tu novia o novio en un parque o cuando se miraron fijamente tomándose un café.

¿En qué partes del cuerpo sentiste el amor? Quizá sentiste mariposas en tu estómago o tu corazón se aceleró rápidamente con el entusiasmo.

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Imagen de cortesía de Lauri Nummenmaa, Enrico Glerean, Riitta Hari, y Jari Hietanen.

Cuando un equipo de científicos en Finlandia le pidió a la gente trazar en qué lugares de sus cuerpos sentían diferentes emociones, encontraron que los resultados fueron sorprendentemente consistentes, incluso en comparación a otras culturas.

Las personas muestran que la felicidad y el amor son actividades que se sienten a través de casi todo el cuerpo, mientras que la depresión tiene el efecto contrario: se disminuyen los sentimientos en los brazos, las piernas y la cabeza. Los voluntarios afirmaron que el peligro y el miedo provocan fuertes sensaciones en el área del pecho y que la ira era una de las pocas emociones que activa los brazos.

Los científicos esperan que estos emoticones del cuerpo, puedan ayudar algún día a los psicólogos a diagnosticar o tratar los trastornos de los estados de ánimo.

Lauri Nummenmaa, psicólogo de la Universidad Aalto quien dirigió el estudio afirma, “Nuestro sistema emocional envía señales desde el cerebro al cuerpo para que podamos enfrentar las situaciones”. “Digamos que ves una serpiente y aparece el sentimiento del miedo,” dice Nummenmaa. “Tu sistema nervioso aumenta el oxígeno que llega a tus músculos y aumenta tu ritmo cardíaco para que puedas confrontar la situación. Es un sistema automatizado y nosotros no tenemos que pensar en ello.”

Esa idea ha sido conocida por siglos. Pero los científicos aún no están de acuerdo sobre si estos cambios corporales son distintos para cada emoción y si este patrón sirve como una forma en la cual la mente pueda identificar las emociones conscientemente.

Para averiguar esto, Nummenmaa y su equipo hicieron un simple experimento con 700 voluntarios de Finlandia, Suecia y Taiwán.

El equipo le mostraba a los voluntarios en una pantalla; dos siluetas en blanco de una persona y luego les decían que pensaran en una de las 14 emociones: amor, disgusto, ira, orgullo, etc. Luego, los voluntarios pintaban en la primera silueta los lugares que sentían que se afectaban por la emoción y en la segunda silueta, pintaban las áreas del cuerpo en las que no sentían nada durante esa emoción.

“La gente encuentra que el experimento es bastante divertido. Es muy divertido”, dice Nummenmaa. “Tenemos las preguntas en línea para que hagas el experimento tu mismo.” (Puedes probarlo AQUI)

No todo el mundo pintó cada emoción de la misma forma. Pero cuando el equipo promedió los mapas, surgieron patrones para cada emoción. El equipo publicó los mapas de sensaciones, este lunes en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias.

El equipo aún no sabe cómo estas sensaciones “auto-reportadas” coinciden con las respuestas fisiológicas que se producen por la emoción. Pero estudios previos han visto notables cambios en las sensaciones corporales en las personas con trastornos del estado de ánimo, dice Nummenmaa. “Por ejemplo, con la depresión a veces las personas tienen dolor en el pecho.” Incluso hay evidencia que cuando cambias tu lenguaje corporal, como la postura o la posición, esto puede alterar tu mente.

El neurocientífico Antonio Damasio, quien no fue parte de este estudio, dice que está encantado por los hallazgos de Nummenmaa porque ofrecen un gran apoyo a lo que ha estado sugiriendo por años; él piensa que cada emoción activa un conjunto distinto de las partes del cuerpo y el reconocimiento de esos patrones nos ayuda a identificar conscientemente las emociones.

“La gente mira a las emociones como algo en relación con otras personas”, Afirma Damasio, profesor en la Universidad del Sur de California. “Pero las emociones también tienen que ver con la forma en que nos desenvolvemos en el entorno, y cómo enfrentamos las amenazas y las oportunidades. Y para esto, necesitamos tanto nuestro cuerpo como nuestras mentes.

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