Por Ignacio Mardones
21 mayo, 2015

¿Qué puedes decirle a una mujer que ha perdido a su hijo? 

Es un testimonio conmovedor:  escribió un artículo sobre una historia personal para compartirla con todas las madres o con cualquiera que desee escucharla. Es impactante cómo en algunos períodos de tiempo se acumulan una serie de situaciones significativas; como si uno abriera un puerta por la cual las tragedias o sucesos felices entran uno tras otro. Eso fue más o menos lo que le sucedió a Denise, ella pasó por una tormenta de emociones y luego salió de la agitación para expresarla con sus propias palabras:

Unas semanas atrás, una de mis amigas más queridas perdió a su hija de 21 meses inesperadamente. Mi amiga y yo vivimos en lados opuestos del país, así que hice un viaje para visitarla el fin de semana pasado. Admito que estaba nerviosa sobre lo que le iba a decir a ella y a su esposo. ¿Cómo encontraría las palabras para consolarlos? ¿Cómo evitaría decir las palabras incorrectas? Yo quería las palabras perfectas, y como escritora, las palabras son algo que de verdad manejo y soy capaz de usarlas expresivamente.  

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Kamila Paulina

Excepto que su pérdida me había hecho perderme a mí misma. Teniendo dos niños saludables en casa, sentí que no podía relacionarme con su dolor… ¿Cómo iba yo a ser capaz de contenerla durante una situación en la que tengo tan poca experiencia? Armada con un amplio repertorio de frases bíblicas y unas cuantas oraciones cliché, fui a su casa y nunca en mi vida hubiera imaginado las potentísimas palabras que aparecieron mientras estuvimos ese tiempo juntas. Sólo que esas palabras vinieron de ella, no de mí.  

Así fue. Mi amiga, que es una de las mujeres más fuertes que conozco, me dijo algo durante su momento de duelo que siempre tendrá un lugar en mi corazón. Fue una frase tan simple… Pero caló hondo en mí. Mientras ella describía los eventos que culminaron con la muerte de su hija, trató de expresarme lo mucho que le había dolido la estancia en el hospital, cuando cargaba en sus brazos a su hija muerta. Me describió la peor pesadilla al mismo tiempo que le caían lágrimas por el rostro, “Tú entiendes, eres madre”.

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@Shams227

Esta frase me quitó el aliento, así como cualquier tipo de compostura que había tratado de mantener hasta ese momento. Porque hasta aquel minuto, con esa frase, fui capaz de entender la magnitud de su desconsuelo. Seguro, ya estaba devastada por ella antes, una muerte es una tragedia para cualquiera. Pero admito que no comprendía realmente mi rol como amiga. Todo este tiempo estuve buscando en los lugares equivocados algo correcto para decirle, mientras que debería haber simplemente observado el lazo que nos unía: la maternidad. Porque aunque no comprendiera el hecho de haber perdido un hijo, sí podía hablar de la inmensa sensación que se tiene al cargar a un niño propio en los brazos. 

Tener un hijo es el sueño de toda madre -sin importar quien seas ni qué tipo de madre escojas ser. He mantenido ese simple pensamiento desde aquél día, y lo recuerdo siempre que me relaciono con otras madres. Seguro, todos tenemos formas diferentes de afrontar la maternidad y de formar nuestras familias, pero tenemos una cosa en común: nuestros corazones están directamente conectados con nuestros hijos. Eso hace que las peleas de madre parezcan una ridiculez. 

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@VotreAmeChicago

Luego fui a ver a mi propia madre, a quien recientemente le diagnosticaron cáncer de mama, para acompañarla en su tratamiento. Ahí alcancé a ver a una madre joven con un niño pequeño en la sala de espera. Él debe haber tenido como 3 años y vestía una capa de Superman muy colorida y una máscara de hospital, el niño estaba sentado en las piernas de su madre. Ella le susurró algo a su hijo. Mi corazón se detuvo. Yo, como madre, sufría por esa otra madre. Y las lágrimas comenzaron a bajar por mi rostro, a pesar de que ellos eran unos completos extraños. Había estado apenas 30 segundos sentada junto a ellos. Mi propia madre también estaba a mi lado para recibir tratamiento, era una locura, pensé, porque yo estaba llorando por esa otra mujer a la que no conocía.

Más tarde, estaba cenando en un restaurante, y una de las empleadas estaba hablando por teléfono en el baño. Ella luchaba por encontrar una niñera para su hija mientras terminaba su turno de noche. Estaba angustiada y furiosa, se estaba volviendo loca. Mi corazón dio otro sobresalto, y comencé a llorar de nuevo. Cuando volví a la casa de mi madre, tenía el corazón destrozado, habían ocurrido tantas cosas y ella trataba de consolarme. ¡Y eso mientras sufría las consecuencias de su tratamiento! Sentí que debería yo consolarla a ella, no al revés. Y entonces me di cuenta que ella estaba muy preocupada por la forma en que me estaba comportando.

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@shiry_smily

En el avión camino a casa había otra madre de pie con su niño en los brazos, y así se quedó durante todo el vuelo de 4 horas, porque cada vez que intentaba sentarse, el bebé rompía en llanto. La madre miraba el reloj cada cierto tiempo, luego le besaba la cabeza calva. Eso me hizo comprender que la maternidad nos une a todas. Madres todoterreno. Madres pobres. Madres ricas. Madres de niños enfermos. Madres de niños sanos. Madres que amamantan. Madres que dan leche en polvo a sus hijos. Madres, madres, madres. Es un amor lleno de locura, que detiene el corazón; eso sentimos por nuestros hijos cada una de nosotras.

Saber esto, a veces duele. Y cada comercial cursi puede llevarnos a las lágrimas. Por eso no vemos las noticias. Por eso nos metemos al auto y lloramos luego de dejar a nuestros hijos en la escuela en su primer día. Por eso es que las alergias a las comidas nos parecen aterradoras. Por eso nuestros corazones sufren cuando escuchan acerca de abortos involuntarios o problemas de fertilidad. Por eso nos quedamos hasta tarde, en espera de nuestros hijos adolescentes. Por eso también el pensamiento de que nuestros hijos abandonen el nido nos hace llorar en nuestro café. Por eso la muerte del hijo de otra madre es tan profundamente triste…

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@sam950

También es por eso que debemos apoyar a todas las madres que están pasando por un momento doloroso. Abrazarlas, y si uno se pone a pensar en las palabras correctas, sólo es necesario decir: “Yo sé, también soy madre”.

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