¿Qué tiene que ver uno de los tiranos más grandes de la humanidad con un ícono del pacifismo?
Todo comenzó por una petición que nunca fue escuchada y que podría haber cambiado a la humanidad. El 23 de julio del año 1939, Mahatma Gandhi le escribió una carta a Adolf Hitler. Le pedía, de la manera más atenta, que evitara la Segunda Guerra Mundial e hiciera lo posible para evitar el inicio de un conflicto armado que podría causar la muerte de millones de personas, como desgraciadamente así acabó sucediendo. La carta nunca llegó a Hitler, nadie sabe por qué:
“Querido amigo,
Amigos me han estado insistiendo en dirigirme a usted por el bien de la humanidad. Pero me he resistido a su petición, debido a la sensación de que cualquier carta mía podría ser una impertinencia. Algo me dice que no debo ser tan calculador y que debo hacer mi petición porque en cualquier caso merecerá la pena.
Está claro que usted es hoy la única persona en el mundo que puede evitar una guerra que podría reducir a la humanidad al estado salvaje. ¿Estará dispuesto a pagar ese precio por un propósito cualquiera, por muy digno que le parezca? ¿Escuchará la llamada de quien ha evitado deliberadamente el método de la guerra no sin considerable éxito? De cualquier manera espero su perdón, si he cometido un error al dirigirme a usted.
A su disposición,
Su sincero amigo”.
Sólo queda imaginarnos una historia muy diferente si la petición de Gandhi hubiera sido tomada en serio… Un mundo menos cruel. No fue la única carta que Gandhi escribió al dictador, ya que, de hecho, se conocen dos más que están en exhibición en Mani Bhavan en Bombay, donde este pacífico hombre vivió por casi 20 años.