Por Bárbara Samaniego
22 julio, 2015

Dos pares de gemelos que fueron separados al nacer. 

Un error en un hospital separó a dos pares de gemelos, que fueron criados como dos pares de mellizos en entornos distintos. Ésta es la historia de cómo se encontraron: 

A mediados del 2013, dos jóvenes, Janeth Páez y Laura Vega Garzón, fueron a comprar a una carnicería. Janeth sugirió que fueran a esa en particular pues William, el primo de su novio, trabajaba ahí y podría hacerles un descuento. Cuando Laura entró a la tienda detrás de Janeth, se sorprendió al ver a alguien conocido. Detrás del mostrador de la carnicería se encontraba un compañero de trabajo. Laura alzó la mano para saludarlo pero el casi ni se inmutó. ¡Ese es Jorge! Trabaja en mi oficina, le dijo a Janeth. Pero ella le contestó Ay, no, ése es William. 

Unos minutos más tarde, William salió rápidamente para saludar con un abrazo a Janeth, y ella se lo presentó a Laura como William. Ella no entendía nada: ¿Por qué Jorge se estaba haciendo pasar por otra persona? ¿Se sentiría, tal vez, avergonzado de este otro trabajo? Y es que claro, era más fácil creer que Jorge estaba haciéndose pasar por alguien más, que asumir que existían dos personas tan parecidas.

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Stefan Ruiz para The New York Times

Laura le comentó el incidente a su compañero de trabajo, pero este reaccionó despreocupado, comentándole que él tenía un hermano mellizo, Carlos, pero que no se parecían en nada. Un mes después, Laura le dijo a Janeth que había un puesto disponible en su trabajo, y Janeth entró a trabajar ahí. Poco después, vio a Jorge por primera vez e inmediatamente entendió la confusión de Laura en la carnicería.

Bastantes meses después, Laura se decidió a mostrarle a su compañero, Jorge, una foto de William, el carnicero. A Jorge se le escapó una grosería. ¡Soy yo! dijo, mirando fijamente la imagen. Todo se volvió aún más confuso para él cuando descubrió que William también tenía un hermano mellizo. Era idéntico a su hermano mellizo, Carlos, pero se llamaba Wilber.

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Stefan Ruiz para The New York Times

Ese día, impaciente, Jorge se decidió a comentárselo a su mellizo: ¿Qué dirías si te dijera que tengo un gemelo idéntico? Jorge hizo que Carlos se sentara enfrente de la computadora en su habitación y comenzó a mostrarle fotos de William y Wilber. Incrédulo, Carlos reaccionó con violencia: ¿Quiénes son? Estaba furioso. Tal vez, dijo Jorge, había habido algún tipo de confusión en el hospital; una enfermera había cambiado a un bebé de uno de los pares de gemelos idénticos con otro bebé de otro par de gemelos idénticos. No dijo lo que eso implicaba: que él o Carlos tenían otra mamá; que probablemente no eran mellizos y ni siquiera tenían una relación sanguínea.

Cuando William le comunicó su descubrimiento a Wilber, él reaccionó mucho mejor que Carlos: Así que nos cambiaron, dijo encogiéndose de hombros, molesto por la importancia que William parecía querer darle al tema: No me importa quiénes son ellos. Tú eres mi hermano, y serás mi hermano hasta que me muera.

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Stefan Ruiz para The New York Times

¿Qué estaba pasando? Los hermanos Jorge y Carlos Bernal Castro nacieron en el Hospital Materno Infantil de Bogotá. Por su parte, los hermanos William y Wilber Cañas Velazco lo hicieron en el municipio de Vélez en Santander. ¿Por qué el intercambio entonces? Parece algo sacado de una novela, pero en efecto, William había sido llevado al Hospital Materno Infantil de Bogotá poco después de nacer. ¿En definitiva? Ambas parejas de hermanos crecieron como mellizos, pero luego de conocerse, el parecido entre sí era tan evidente que tuvieron que realizarse una prueba ADN que reafirmara lo que parecía obvio.

El intercambio fue incómodo. Los cuatro se quedaron mirándose entre sí, analizándose y encontrando qué cualidades esenciales compartían los gemelos idénticos. ¿Quiénes eran los llorones de la familia? ¡Carlos y Wilber! ¿Los de buen carácter? ¡Jorge y William! ¿Los más organizados? ¡Carlos y Wilber! ¿Los que andaban de donjuanes? ¡Carlos y Wilber! ¿Y los más fuertes? ¡Jorge y William! Y a pesar del espíritu lúdico, lo que más destacaba en todos era un profundo sentimiento de pérdida: el tiempo perdido con los padres y los hermanos, las oportunidades que se escaparon, los años perdidos, los mitos de la concepción. Pero Jorge estaba decidido a hacer todo lo posible por mantener dichos sentimientos al margen: Todo lo que pasó es que nuestras familias se han hecho más grandes. Alguien gritó: ¿equipo favorito? Y los cuatro respondieron: ¡Atlético Nacional!

Debido a lo difícil que es encontrar gemelos idénticos que no crecieron juntos, los investigadores de gemelos que estudian la epigenética han encontrado en este caso todo un caldo de cultivo: tratan de elucidar qué, en nosotros, está sujeto a cambio, y más específicamente, qué mecanismos hacen que dicho cambio suceda. Una parte importante de lo que somos está influenciada por el ADN, y otra parte por el entorno en el que crecemos. Para Segal, una de las psicólogas que estudió a fondo el caso, fue sorprendente llegar a la conclusión de que los gemelos idénticos eran menos parecidos de lo que había anticipado en un principio. Acabé por tener un gran respeto por el efecto de un entorno extremadamente diferente, expresó. Y ellos si que habían sido criados en ambientes distintos: los Cañas Velazco en un entorno muy rurales, con poca educación y pocas oportunidades; los Bernal Castro en la ciudad, con más recursos y miles de posibilidades.

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