“No quiero seguir así. Quiero que la escuela sea un lugar seguro”.
Anoche no me podía quedar dormida. Mientras estaba acostada mirando el techo, no dejaba de pensar qué estaba mal conmigo. Soy una fracasada sin amigos. Nadie me invita a sus fiestas y la única persona que se quiere juntar conmigo durante los tiempos libres de la escuela, es la enfermera. Me pregunto porqué me estoy obligando a ir al colegio cada mañana, cómo voy a atravesar de nuevo esa puerta o cómo voy a enfrentar otro día más de dolor.
Me han hecho bullying desde el primer día de infantil. Sé perfectamente lo que se siente ser aislada de todos los lugares, y soy una atleta olímpica cuando se trata de almorzar sola. Mi habitación está cubierta de inspiradoras citas como “Lo que no te mata, te hace más fuerte”. Y pienso…Si he sido capaz de lidiar con todas estas personas por tanto tiempo, seré capaz de tomar distancia de este pasado y simplemente olvidar esta etapa tortuosa de mi vida.
Desde el primer día de clases que he pensado que el futuro será mejor. Pero ya estoy cansada de llegar a mi casa llorando todos los días. Estoy cansada de almorzar sola adentro de una librería. Estoy cansada de ser la víctima de esos estúpidos chicos. Estoy cansada de esperar ese futuro que cada día lo veo más lejano. Estoy cansada de tener que obligarme todos los días en la mañana para ir al colegio. Estoy cansada de seguir haciéndome la amistosa. Estoy cansada de castigarme por ser yo misma.
Cuando estaba en primaria, Lindsay vertió una mezcla de galletas y tierra en mi cabeza. Y yo ni siquiera me inmuté. Incluso le sonreí. Miré a Lindsay directamente a sus ojos esperando que sonreiría, pero no lo hizo. Solo se rió en mi cara. Se rió más de mí por haberle sonreído después de lo que me hizo. Cuando las personas hablan de bullying, no creo que realmente sepan el dolor que se siente a diario. No deben saber que ese dolor es tan profundo que hasta me siento mal físicamente. Ya no sonrío cuando voy caminando por los pasillos. Ya no camino con la cabeza en alto. Luego, entro a la sala de clases, me siento y miro mi reloj. Me digo a mí misma que solo queda cierta cantidad de tiempo en el día y que estaré a salvo pronto. Llego a mi casa, me acuesto en mi cama y veo una película con un té. Ese es mi día.
No quiero seguir así. Quiero que la escuela sea un lugar seguro. Quiero ser capaz de poder caminar por los pasillos con la cabeza en alto. Quiero que me traten como una persona que vale algo. Quiero tener amigos y personas que me estén esperando para almorzar. Solo eso. Quiero despertarme una mañana realmente feliz y sin preocuparme de que algo me pasara. Quiero salir por mi puerta emocionada porque es un nuevo día. Quiero despertarme una mañana y no tener que decirme a mí misma que todo estará bien. No entiendo porqué no soy capaz de lograr eso.
Visto en TheHuffingtonPost