Por Ignacio Rojas
12 febrero, 2015

No sé si podemos decir lo mismo de muchos otros empresarios, políticos y directores ejecutivos de grandes empresas…

Haruka Nishimatsu fue el director ejecutivo de Japan Airlines durante años. Nunca llevó el glamoroso estilo de vida que muchos hombres de negocios llevan; se contentaba con utilizar el transporte público y hacer la fila para comer, tal como todos, en la cafetería de su oficina. Su historia es un ejemplo de humildad y conciencia social:

httpv://youtu.be/EY6rqtnciBo

Este testimonio choca con muchos otros casos donde se abusa del poder y de ciertos cargos públicos para obtener insólitos beneficios. Nitshimatsu concluye: “El director de una empresa no genera empatía ni respeto por la cantidad de millones que produce, sino porque transmite a sus empleados esa sensación de estar todos juntos en el mismo barco”.

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