Por Elvira Vergara
17 julio, 2015

¡Esta historia es muy conmovedora!

Esta historia lleva un tiempo dando vueltas por las redes sociales y la verdad es que, pese a desconocer su autor, cada vez que la leo me conmueve profundamente. Quise compartirla con ustedes. Si saben algo más sobre su procedencia, no duden en compartirla con nosotros.

Una noche cualquiera, mientras cenaban, el hombre le pidió algo a su esposa, algo que hizo que sus ojos se llenaran de inmenso dolor: le pidió el divorcio. La esposa le pidió una razón, pero él no fue capas de responderle, tenía una amante, Jane…

Con profundo sentimiento de culpa, el hombre redactó el acuerdo de divorcio, en dónde afirmaba que su señora podía poseer la casa, el coche y el 30% de las acciones de su empresa. Ella le echó un vistazo, y luego lo rompió en pedazos. Por último gritó fuertemente, no podía aceptar la idea del divorcio. En cambio en él, la idea era cada vez más fuerte.

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Al día siguiente el hombre volvió a su casa muy tarde y encontró a su señora escribiendo en la mesa. Él se fue a acostar, se encontraba cansado después de pasar un largo día con Jane.

Al día siguiente ella le pasó sus condiciones de divorcio. No quería nada material, solo le pedía que tuvieran un mes antes del divorcio, para que así no perturbaran a su hijo que entraba en periodo de exámenes. También acompañaba a esta petición una condición: que todas las mañanas de ese mes, la cargara desde su pieza hasta la puerta de entrada de la casa, así como lo hacía cuando estaban recién casados.

Es así cómo cada mañana él comenzó a llevar a a su esposa hasta la entrada de la casa. Cada día comenzaron a actuar con más naturalidad. Ella se comenzó a apoyar en su pecho, y él olia la fragancia de su blusa. Él se dio cuenta que no había visto a su mujer con cuidado durante mucho tiempo, vio que tenía finas arrugas en su cara y que se encontraba envejeciendo. Por un segundo se preguntó si el matrimonio era lo que la tenía así…

La sensación de intimidad comenzaba a regresar, cada vez era más fácil y cómodo llevarla.

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Una mañana vio cómo ella se probaba vestidos, y se fijó en que todos le quedaban más grandes, que se encontraba más delgada. De repente se dio cuenta de todo el dolor y la amargura que ella había aprisionado en su corazón, e inconscientemente extendió su mano y le tocó la cabeza en un gesto de cariño.

Ese día la sostuvo en sus brazos y la mano de su señora rodeó natural y suavemente su cuello. Él sostuvo su cuerpo con fuerza; era cómo el día de su boda.

El último día del acuerdo, cuando la sostuvo entre sus brazos, le dio un abrazo fuerte y le dijo que no se había dado cuenta de que la intimidad entre ellos estaba creciendo. Se dirigió a la oficina y cuando llegó le dijo a Jane que ya no quería el divorcio…

Antes de llegar a su casa, pasó a comprar un hermoso ramo de flores, quería sorprender a su esposa. Escribió en una tarjeta que estaría con ella y la llevaría en el regazo todas las mañanas hasta que la muerte los separará.

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Llegó a su casa feliz con el ramo de flores, subió las escaleras corriendo, pero cuando abrió la puerta de su pieza, encontró a su esposa tendida en la cama. Su esposa había estado luchando contra el cáncer durante meses y el estaba tan ocupado con Jane que no lo había notabo. Ella sabía que iba a morir pronto, es por eso que pidió el mes, para salvar su relación y morir en paz…