Por Josefa Del Real
29 enero, 2015

Doble emoción, doble preocupación. Todos los nacimientos son milagrosos, pero hay algo extremadamente emocionante (y preocupante) en la noticia de que serán gemelos. Esta madre pensaba que el suyo era un embarazo normal, hasta que el doctor le diagnosticó un embarazo monocorial-monoamniótico: dos fetos compartiendo el mismo saco amniótico y la misma placenta. Las probabilidades eran bajas: apenas 1 de cada 10.000. El caso fue monitoreado con extrema dedicación, pues las complicaciones podían ser varias. Pero el desenlace fue milagroso: el día de la madre, esta mujer celebró el nacimiento de sus dos pequeños, que nacieron en perfecto estado de salud, y tomados de la mano. Sin duda, el mejor regalo que podía recibir.

httpv://youtu.be/Ky7ynhOyfVU

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