Ella decidió no verla crecer: decidió salvarla. Ashley Bridges llevaba apenas 10 semanas de embarazo cuando le diagnosticaron un cáncer a los huesos. Los médicos le recomendaron practicarse un aborto y comenzar inmediatamente con el tratamiento de quimioterapia. Pero Bridges fue clara al respecto: “No mataré a un saludable bebé solo porque yo estoy enferma”. Y entonces tuvo que escoger: salvarse del agresivo cáncer o tener a su pequeña y asumir que la enfermedad se propagaría. Escogió la segunda opción.
httpv://youtu.be/HzpZrLMo0lc