Por Hugo Moreno
4 febrero, 2015

Cuesta creerlo, pero es verdad. Whittier corresponde al estado de Alaska, y cuenta con poco más de 220 habitantes.

Y a pesar de contar con un puñado de construcciones alrededor, cerca del 75% de la población se ha acomodado en uno de sus edificios; el Begich Towers. Este edificio cuenta con 14 pisos, y se ha convertido en el verdadero centro de la ciudad, ya que además de albergar a la mayoría de sus habitantes, en sus primeros pisos funcionan las oficinas municipales, el departamento de policía, un centro médico, el correo, un hospedaje, la lavandería y un pequeño almacén. Mira cómo vive la gente en esta particular y aislada ciudad:

httpv://youtu.be/Y02okiOOOIA

Dos son los edificios originales de Whittier; el Buckner y el Begich Towers. Ambos fueron construidos producto de la Segunda Guerra Mundial, a fin de servir como base militar en la parte más alejada de la frontera de la Guerra Fría. Sin embargo, estos inmuebles, cuyo costo bordeó los 55 millones de dólares, fueron abandonados siete años después de su fundación, puesto que los militares pronto se dieron cuenta de que no había mucho que hacer en un lugar tan remoto como este. Fue así como la mayor parte de población fue abandonando el lugar, mientras que algunos pocos se instalaron en las torres y decidieron quedarse ahí. Las cosas no han cambiado mucho desde entonces. Apenas un par de edificios más salpica el paisaje: un gimnasio militar que funciona como almacenamiento de barcos, una posada que recibe a los esporádicos visitantes, un bar y un pequeño restaurante.

Uno de los elementos que más llama la atención es el túnel de más de dos kilómetros y medio de largo, que fue construido en 1943. En un primer momento fue concebido para llevar suministros a esta base protegida. Sin embargo, hoy en día -y a más de 60 años desde su construcción-, el túnel de una sola vía que cruza la montaña Maynard permite el tránsito de trenes, vehículos y personas. Entre otras cosas, ostenta el récord de ser el túnel carretero más largo de América del Norte. El tráfico del viaducto es programado por un sistema computacional, pero de todas formas, quienes transitan por el lugar deben estar muy atentos, ya que es el único camino para entrar o salir del lugar.

En una ciudad tan pequeña como Whittier, es necesaria la ayuda de todos sus habitantes para hacer que la ciudad funcione. En su mayor parte, las personas son empleados de la propia ciudad, y los residentes pueden trabajar en el ferrocarril, ayudar en la supervisión del túnel, cocinar para sus vecinos que se encuentran enfermos, limpiar las calles que se llenan de nieve, mantener los edificios o enseñar en la escuela. Cada una de las personas que viven en ese lugar juega un papel fundamental para mantener vivo este organismo autónomo.

A pesar de las condiciones y su apartada ubicación en el mapa, Whittier recibe turistas y trabajadores cada año. Algunos simplemente van de paso, mientras otros se enamoran del lugar, por el hecho de estar aislado del mundo o por el fuerte sentido de unidad de sus habitantes.

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