Por Elvira Vergara
27 agosto, 2015

¡Por favor, que alguien los compre!

En el mes de agosto, gran parte de los pueblos de España cobran vida con sus fiestas. Cantalejo, un pueblo a 1 hora y media de Madrid en coche, se encuentra lleno de bullicio, pero este es casi como un espejismo ya que, tristemente, casi nadie vive en este pueblo. Solo durante una semana al año la gente viene a celebrar, mientras que las otras 51 semanas está prácticamente vacío.

Según Felix Sacristan, que vive en la casa de su difunto abuelo, “Los únicos que quedan (en Cantalejo) son los ancianos. Hay un montón de casas abandonadas”y agrega que “todas las viviendas son muy baratas”.

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O Penso
Thomas Crawford

En el norte de Europa, hace siglos que la gente migró de los pueblos a las grandes ciudades, por la Revolución industrial. Pero en España esta migración ocurrió mucho más tarde (a mitad del siglo XX). La primera oleada se produjo después de la Guerra Civil Española a finales de 1930, y la segunda, después de la dictadura militar a finales de 1970.

Ahora, en medio de la crisis económica, se ha producido una tercera migración. Pero ya no se trata de los pueblos centrales de España, incluso las cerca de 3.500 aldeas ubicadas en Galicia, la zona más fértil de España, se están despoblando, encontrándose casi la mitad de estos pueblos en el abandono. Según Mark Adkinson, un agente de bienes raíces británico que ha estado recorriendo esta zona, hay lugares que han “estado vacíos durante 50 o 60 años (…) y mi trabajo es tratar de encontrar a los descendientes”.

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Pamelia Campbell

Conduce por todo Galicia dejando folletos en las casas abandonadas, preguntándoles a los propietarios (si llegan algún día) si les gustaría vender. Bajando por un camino cerca de un kilómetro de largo, llega a a la aldea de O Penso. Este lugar tiene 40 hectáreas de tierra, 6 casas, dos establos y un granero. Su último residente murió hace una década…

Una villa vecina, llamada Ortiqueira, tienen un pozo de agua libre y una panadería con chimenea de piedra. A 9 kilómetros de este pueblo hay un hermoso acantilado verde y playas de arena blanca. La casa más grande del pueblo tiene piso de madera y cinco dormitorios con vista a un huerto con melocotones, higos, nueces, manzanas y peras. En la parte inferior del valle también podemos encontrar un pequeño río repleto de truchas… Todo parece bastante idílico, ¿no?

El precio de venta de todo el pueblo es de $230.000 dólares (y es negociable). Pero si quieres solamente una casa, esta te puede costar cerca de $5.600 dólares.

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Jayann Dexheimer

Adkinson dice que cuando habla con la gente mayor que va quedando en estos pueblos “las lágrimas salen de sus ojos”, ellos dicen que había “un montón de niños, que este lugar estaba vivo”. A ellos les gustaría volver a ver a estos lugares con vida, les angustia la idea de que mueran. Pero la verdad es que cada vez se hace más difícil, los españoles locales ya no quieren seguir viviendo en los pueblos y migran a las ciudades en busca de educación, mejores puestos de trabajo, accesos a la salud, entre otras cosas. 

Por otro lado, la taza de fertilidad en Galicia es de 1,1 hijos por mujer fértil, una de las tazas más bajas en toda Europa. La región está en camino de perder un tercio de su población en los próximos 35 años. “En tiempo desesperados, se requieren medidas desesperadas”, dice Avelino Luis de Francisco Martínez, el alcalde de Cortegada, un pueblo rural al sur de Galicia. Una aldea abandonada que es parte de su dominio no está a la venta, él la está regalando… “Alguien tiene que renovar las 12 casas en ruinas”, dice Avelino: “Son preciosas, y se encuentran al lado de un río y un camino del siglo XVII”.

Y yo me pregunto… ¡¿Cómo nadie está interesado en vivir en estos lugares?!