Él pensó que sería devorado vivo. Pero en vez de eso, consiguió la fotografía de su vida

Paul Nicklen trabajó en la Antártica para el National Geographic.

Él es Paul Nicklen, un biólogo y fotógrafo canadiense de 46 años de edad:

Trabaja para el National Geographic, y se ha hecho conocido por algunas obras tan hermosas e impactantes como estas:

Pero cuando a Paul le solicitaron viajar a la Antártica para capturar escenas de la vida salvaje, fue cuando vivió la experiencia más importante de su carrera como fotógrafo.

Y es que el encuentro cara a cara con un leopardo marino, uno de los animales más letales de las aguas antárticas, no es algo que ocurra todos los días…

Los leopardos marinos pueden llegar a pesar 500 kilogramos y son extremadamente rápidos. Son animales agresivos, solitarios, y constituyen el principal depredador del pingüino emperador.

Paul aguardó, temblando, algún tipo de reacción. El animal se veía enojado e inquieto… Probablemente, el fotógrafo temió por su vida.

Pero su sorpresa fue enorme cuando este, en vez de atacarlo, le ofreció comida. Recién cazada, claro:

El leopardo comenzó a lanzarle pingüinos, en un intento por lograr que el fotógrafo comiera algo de alimento.

Afortunadamente, Paul se negó. Puedes revisar la historia completa a continuación:

httpv://youtu.be/PeKkyYZfxWY

¿La aparente explicación? El animal intuyó que Paul era un depredador inservible, incapaz de cazar su propia comida, y temió que muriera de hambre. Durante los 4 días que interactuaron, el atento leopardo marino no dejó de arrojarle pingüinos para que él se alimentara.