Por Teresa Hechem
21 julio, 2015

“Recuerdo una vez que no pude ganar porque no tenía zapatillas”.  

Gladys Tejeda acaba de ganar una medalla de oro en la prueba de maratón de los Juegos Panamericanos 2015 en Toronto. Y su triunfo sí que tiene méritos porque la chica peruana proviene de una familia muy humilde, y tuvo que esforzarse el doble para conseguir ser una atleta profesional:

httpv://youtu.be/q9iu0ycAJBg

“Recuerdo una vez que no pude ganar porque no tenía yo zapatillas, llegué segunda, pero era para ganar. El primer puesto era una cocina muy grande”. Quizás esa fue la primera gran decepción de Gladys, ya que la chica no solo corría por amor a su pasión, sino que también para sobrevivir, para conseguir una vida más digna.

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Otro momento difícil en su vida fue la muerte de su padre. Le afectó mucho su pérdida, pero era una prueba más que tenía que superar para mantener vivo el sueño de participar en grandes competencias. 

Sin dudas que su madre fue uno de los pilares más importantes y quien la apoyó de manera incondicional siempre. Cada vez que llegaba de entrenar la esperaba con sus alimentos y cuando podía iba a verla competir. Doña Marcelina es alguien “sagrado” para Gladys.

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Gladys es un ejemplo para muchos jóvenes y nos entrega una lección clara: no importa de dónde vengas, lo que importa es a dónde quieres llegar y el entusiasmo que le pongas a lo que haces.

¡Gracias Gladys por mostrarnos que sí se puede!

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