Faltan más personas como ellos.
Al principio, este tipo de púas se utilizó para que las palomas y otras aves no se posaran sobre faroles y defecaran sobre ellos. Ahora, las cosas han ido más mucho más lejos: instalaron espinas metálicas en las vitrinas para que la gente sin hogar no pueda tenderse y pasar la noche ahí. Se entiende que los comerciantes no quieran a personas viviendo afuera de su tienda, sin embargo esa medida es demasiado cruel como para que no haya alguien que alce la voz. Un grupo de artistas quiso hacer algo al respecto y creó un espacio bastante acogedor sobre las púas:
httpv://vimeo.com/133867951
El grupo lleva por nombre “Space, not pikes” y se concentra no sólo en instalar un sitio cómodo para dormir, sino que también en brindarle libros y material de lectura a la gente. A un costado, apoyado contra una pared, pusieron un pequeño librero comunitario con el fin de que pueda ser aprovechado por cualquiera. Ellos están en contra de la “arquitectura hostil” y ya tienen planes de intervenir varios lugares en Londres.
Las medidas anti gente sin hogar se han ido replicando en diferentes partes del mundo. Ciudades como Montreal, Tokyo y Paris son algunas en donde más se han utilizado, por ejemplo estos banquillos con posa brazos en la mitad que inhabilitan a una persona tenderse por completo. En esta fotografía vemos a alguien intentado cortar el metal para ayudar a quienes no tienen otra alternativa que buscar refugio al aire libre.
Eric Cabanis
“Estas púas apartan de nosotros la realidad de la gente que vive en la pobreza -así no los tienes que ver y no te preguntas qué cosas puedes hacer para que haya más equidad. Lo que es muy egoísta” cuenta uno de los integrantes de “Space, not pikes”.
¿Qué puedes hacer tú para ayudar?