Por Simona Villela
21 julio, 2014

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Hay miles de herramientas de autoayuda y de investigación, dirigidas a ayudarnos a ser personas más alegres, ya que es bastante obvio que la búsqueda de la felicidad está de moda – pero ¿cuál es la mejor manera de llegar allí?

El Dalai Lama dijo una vez: “Si quieres que los demás sean felices, practica la compasión. Si quieres ser feliz, practica la compasión.” Sus observaciones revelan una simple verdad: a pesar de la creencia popular de que la felicidad depende exclusivamente de ti, el camino para lograrlo no puede estar sólo dentro de ti mismo, sino en tus relaciones e interacciones con los demás.

“Cuando tenemos sentimientos de afecto o amor por los demás, nos sentimos mejor”, dice la psicóloga clínica y doctora Lisa Firestone. “Todos pensamos que queremos ser amados, pero lo que realmente se siente bien para nosotros es sentir que amamos y parte de lo que nos hace sentir más amor por los demás es haciendo cosas solidarias para ellos.”

La buena noticia es que, si uno no se suele identificar como alguien que es demasiado empático, los estudios demuestran que es un hábito que puede ser cultivado. Así que ¿cómo puedes saber si lo eres o no? A continuación, encontrarás ocho signos que reflejan que eres una persona verdaderamente compasiva.

Encuentras cosas en común con otras personas.

Las personas compasivas saben la suerte que han tenido, y mantienen esas experiencias para desarrollar un carácter más comprensivo, ya sea a través del voluntariado o simplemente la creación de redes de personas o de networking. “Las personas compasivas están muy enfocadas hacia el exterior, ya que ellos piensan y sienten acerca de otras personas”, dice Firestone. “Tienen esa capacidad de sentir los sentimientos de otros, por lo que son muy conectados socialmente.”

Y resulta que, hay ciencia detrás de por qué sentimos compasión hacia las personas que han estado en nuestra misma situación. En un pequeño estudio, los investigadores encontraron que el sentido de la compasión de los seres humanos en realidad aumenta cuando hay una conexión común con la otra persona. “Lo que estos resultados sugieren es que la compasión que sentimos por los demás no es solamente una función de lo que les acontece: si nuestras mentes dibujan una asociación entre la víctima y nosotros mismos, incluso una relativamente trivial, la compasión que sentimos por él o su sufrimiento se amplifica enormemente “, afirma en The New York Times el investigador del estudio, doctor y profesor de psicología de la Universidad del Noreste David DeSteno.

No pones énfasis en el dinero.

Si el dinero no compra la felicidad, entonces, de acuerdo a los estudios de la Universidad Berkeley de California, el dinero tampoco compra la compasión. En un estudio, investigadores encontraron que a medida que una persona crece en las clases sociales, su compasión por los demás disminuye. Los hallazgos publicados en la revista Scientific American, respaldan investigaciones anteriores que mostraron que una clase social más alta, también influye negativamente en la capacidad de una persona para prestar atención en las interacciones con otras personas.

Actúas con empatía.

Firestone afirma que un componente importante de la compasión es entregar de vuelta, incluso en las formas más pequeñas. “Cuando tenemos acciones en las que damos amor, sentimos más amor a cambio”, explica. Esto es por qué las personas compasivas actúan por su bondad, ya sea a través del voluntariado o simplemente para ser un hombro para apoyar a los demás, y en general son mucho más felices por ello. “Si estás en búsqueda de la felicidad, no vas a ser tan feliz como lo harías si estuvieses en una búsqueda constante de generosidad”, dice ella. “Una forma cómoda de la búsqueda de la felicidad realmente no funciona para la mayoría de la gente.”

Eres amable contigo mismo.

“La auto-compasión es realmente muy, muy importante para convertirse en una persona más compasiva en general”, explica Firestone. “Es difícil sentir por los demás algo que no sentimos por nosotros mismos.”

Practicar el amor propio, que dice Firestone, es un poco diferente de la autoestima, es también una actividad crucial para vencer los malos hábitos en otros aspectos de nuestras vidas. “A menudo pensamos que cambiar los malos comportamientos es vencernos a nosotros mismos”, dice Firestone. “Pero la auto-compasión es en realidad el primer paso para cambiar cualquier comportamiento que desea cambiar.” Y está la ciencia que lo respalda: Según un estudio de la Universidad de Berkeley California, las personas que practican la auto-compasión están más motivadas para mejorarse a sí mismos y luchar por sus objetivos.

Enseñas a los demás.

Las personas compasivas no quieren mantener sus cualidades para sí mismos, quieren compartir sus conocimientos con otras personas. Como conferencista motivacional y autor, Jen Groover dice; es el deseo que yace en la raíz de todos los hábitos de la empatía. “Existe una verdadera compasión cuando das tu fuerza, guía y sabiduría para empoderar a otros para que así puedas ver quién eres realmente y no esperar nada a cambio”. “Existe una verdadera gracia cuando los maestros se dan cuenta que el regalo era realmente para ellos mismos, para ser capaz de enseñar a otros.”

Eres consciente.

Cuando estás haciendo ejercicios de compasión, te estás poniendo a ti mismo en el momento. Las personas compasivas no están escuchando y mirando sus teléfonos celulares al mismo tiempo, están presentes, ofreciendo su respuesta empática a la historia que estén oyendo en ese preciso momento.

Esta toma de conciencia es crucial para la compasión, ya que te permite centrarte realmente en los demás antes que en tus propias reflexiones. “La plena atención nos permite desarrollar una relación diferente para nuestros sentimientos”, explica Firestone. “Los sentimientos o pensamientos pueden surgir, pero al poner atención podemos hacer que no quedemos atrapados en nuestros pensamientos.”

Tienes una gran inteligencia emocional.

Los individuos que son más compasivos también parecen ser más emocionales. “En parte es… ser capaz de ver lo que está pasando en tu mente y la mente de otras personas”, explica Firestone. “Creo que cuando podemos hacer eso, tenemos más compasión hacia las otras personas.”

Cuando tienes alta inteligencia emocional, también tienes un mayor sentido de la moralidad y realmente intentas ayudar a los demás, lo que son también los componentes cruciales de la empatía. Las personas compasivas “entienden que las otras personas ven el mundo de manera diferente de cómo ellos lo hacen, y uno no está ni bien ni está mal”, dice Firestone.

Expresas gratitud.

“Hacer las cosas que nos convienen y nos hacen sentir bien, la gente piensa que esto es ser egoísta, pero a menudo es lo que nos conduce a un mejor comportamiento hacia otras personas”, dice Firestone. Una forma de hacerlo es contar los aspectos positivos de las situaciones.

Independientemente de si has cometido muchos actos de compasión en tu vida, lo más probable es que has estado en el extremo receptor al menos una o dos veces. Las personas empáticas no sólo reconocen los actos de bondad que les hacen, sino que expresan mucha gratitud por ellos. “Sólo el hecho de pensar en la gratitud que tenemos por otras personas nos hace sentir feliz”, dice Firestone. “Y es tomarse el tiempo de expresar ese tipo de cosas que nos hacen sentir más solidarios y amados.”

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