Por Bárbara Samaniego
14 febrero, 2015

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En serio, no es que seamos amargados, simplemente nos gusta estar solos!

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1. Cuando practicas conversaciones con personas que nunca hablarás en todo tu vida (solo por si acaso).

2. Cuando tienes ganas de cortar relaciones con todo el mundo, pero aún así seguir conectado a internet.

3. Cuando tu roommate quiere invitar más gente al apartamento, y tú no quieres sonar como una mala persona al decir que no.

4. Cuando pasar un tranquilo y delicioso fin de semana contigo mismo implica perder la oportunidad de estar con tus amigos.

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5. Y al hacerlo, temes estar acercándote demasiado al concepto de “ermitaño”.

6. Cuando el chofer asignado para esa noche de fiesta no quiere irse, siendo las 5 am, y nadie parece entender tu desesperación.

7. Cuando aparentas ser muy bueno para salir de fiesta al frente de tu cita, para que no piense que eres una amargado.

8. Cuando eres capaz de disfrutar un evento social, pero después de un limitado espacio de tiempo, sueñas con estar en tu casa, en pijama, viendo Grey`s Anatomy.

9. Ese sentimiento de profundo hastío que te invade cuando sabes que te ha llegado un whatsapp pero no están mentalmente preparado para contestar.

10. Cuando sales de noche y, curiosamente, lo pasas increíble pero tienes que lidiar con la resaca eternamente (claro, porque tu cuerpo no está acostumbrado a la juerga).

11. Ese sentimiento de odio culposo cuando un ser querido te dice “solo intenta ser más sociable”.

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12. Quedarte despierto hasta súper tarde porque es el único momento del día en que puedes estar realmente solo y en paz.

13. Esa gente que intenta hacerte sentir raro o extraño por querer pasar el tiempo solo.

14. Tener innumerables conversaciones en tu cabeza, pero no tantas en la vida real.

15. Esa imperiosa necesidad de desconectar y relajarte cuando has tenido demasiados encuentros sociales en un mismo día.

16. Esa insólita ansiedad que surge cuando la gente te llama demasiadas veces seguidas para hacer (y posteriormente organizar) planes.

17. Recurrir al famoso método para espantar gente: llevar un libro a todas partes y hacer como que estás súper concentrado… Y que, lamentablemente, no todos parezcan entender la indirecta.

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18. Cuando reaccionas violentamente porque alguien interrumpió tus sentimientos y después te sientes mal por ello.

19. Cuando tienes que decirle a tu mejor amigo: “en realidad, hoy quiero estar solo” y te esfuerzas por no ofenderlo pero él se ofende de todas formas.

20. Cuando el profesor comenta, como si no fuese nada del otro mundo, que el trabajo en grupo, y entonces sabes que vas a odiar cada minuto.

21. Cuando intuyes que tus amigos están comenzando a planear la noche del viernes y tus manos comienzan a transpirar inmediatamente.

22. La desesperación incontrolable que te producen las constantes (e inútiles) preguntas del tipo: “¿Estás bien?” o “¿Por qué estás tan callado?”.

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23. Recibir invitados en tu casa te parece muy bien hasta que recuerdas que eso implica estar con ellos todo el tiempo.

24. Cuando la gente deja de invitarte a sus panoramas porque generalmente los rechazas.

25. El extraño hecho de que te aburran terriblemente las conversaciones triviales, pero adores las discusiones sobre temas relevantes o polémicos.

26. Cuando ya no tienes nada más que hacer fuera de casa pero tampoco quieres ir a casa porque sabes que ese día tu madre organizó una cena familiar.

27. Cuando te das cuenta de que eres un poco egocéntrico, porque no pides consejos sino que prefieres sobre analizar todo por tu cuenta.

28. Cuando no quieres estar solo, sino simplemente que te dejen solo un momento. Y te frustras porque la gente no parece entender la diferencia.

29. Cuando la gente cree que eres tímido o con poca autoestima.

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30. Y te miran con cara extraña cuando les dices que no, que en realidad solo eres un poco introvertido.

Visto en: Atchuup.com

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