Cuando tienes amigos de ficción no necesitas pedirle a alguien que juegue contigo.
En todas las escuelas siempre habían niños que amaban leer y aprovechaban el tiempo libre para poder seguir la historia que estaban leyendo. Muchos profesores y alumnos se sorprendían por la gran capacidad que tenían para leer tantos libros. Si fuiste uno de esos pequeños, seguro te sentirás muy identificado con estas situaciones:
1. Vivías esperando todas las ferias de libros
2. Pensabas que la biblioteca era más divertida que cualquier otro lugar
3. Te sentiste todopoderoso cuando sacaste una tarjeta para la biblioteca y podías sacar todos los libros que quisieras
4. La aprovechabas incluso durante tus vacaciones
5. Siempre alcanzabas un punto en el que te aburrías de jugar con tus amigos y querías volver a leer
6. Te indignabas cuando te decían que salieras al jardín porque el día estaba lindo cuando tú lo único que querías era estar leyendo en tu pieza
7. Te sentías depresivo cuando terminabas una trilogía y todavía no sabías cuál sería la próxima que leerías…
8. Tu bolso pesaba más de lo normal porque siempre llevabas al menos dos libros para leer
9. Los adultos quedaban desconcertados con la cantidad de libros que podías leer o incluso miraban incrédulos
10. Eras muy cercano a la persona que estaba a cargo de la biblioteca
11. Leías en cualquier momento que tenías libre, almuerzo o caminando a tu hogar
12. Eras de los alumnos que se emocionaba cuando en la escuela les pedían leer en silencio
13. Los castigos no se sentían como tal, a no ser que te quitaran los libros
14. Siempre estabas esperando que te regalaran libros para tu cumpleaños o fechas conmemorativas
15. Tus recuerdos de las vacaciones familiares son solo leyendo, pero en distintas localidades
16. Todavía tienes un recuerdo de la disposición de la biblioteca infantil
17. Seguramente te perdiste alguna parada del bus por estar muy concentrado en tu libro del momento
18. No te importaba cuando tenías que acostarte en la noche porque eso significaba tiempo para leer
19. Y si tus padres te pedían apagar la luz, sabías como hacerlo para seguir leyendo
20. Ignorabas el mareo que podías sentir cuando leías en los autos
21. Cada vez que encuentras un libro que amabas en tu infancia, te trae muchos recuerdos
22. Y cada vez que lees un libro mágico cuando ya eres adulto, sientes ese mismo asombro que cuando eras un niño
Las imágenes son de WeHeartIt