Por Teresa Hechem
13 abril, 2015

Cuando tienes amigos de ficción no necesitas pedirle a alguien que juegue contigo.

En todas las escuelas siempre habían niños que amaban leer y aprovechaban el tiempo libre para poder seguir la historia que estaban leyendo. Muchos profesores y alumnos se sorprendían por la gran capacidad que tenían para leer tantos libros. Si fuiste uno de esos pequeños, seguro te sentirás muy identificado con estas situaciones:

1. Vivías esperando todas las ferias de libros

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2. Pensabas que la biblioteca era más divertida que cualquier otro lugar

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3. Te sentiste todopoderoso cuando sacaste una tarjeta para la biblioteca y podías sacar todos los libros que quisieras

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4. La aprovechabas incluso durante tus vacaciones

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5. Siempre alcanzabas un punto en el que te aburrías de jugar con tus amigos y querías volver a leer

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6. Te indignabas cuando te decían que salieras al jardín porque el día estaba lindo cuando tú lo único que querías era estar leyendo en tu pieza

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7. Te sentías depresivo cuando terminabas una trilogía y todavía no sabías cuál sería la próxima que leerías…

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8. Tu bolso pesaba más de lo normal porque siempre llevabas al menos dos libros para leer

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9. Los adultos quedaban desconcertados con la cantidad de libros que podías leer o incluso miraban incrédulos

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10. Eras muy cercano a la persona que estaba a cargo de la biblioteca

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11. Leías en cualquier momento que tenías libre, almuerzo o caminando a tu hogar

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12. Eras de los alumnos que se emocionaba cuando en la escuela les pedían leer en silencio

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13. Los castigos no se sentían como tal, a no ser que te quitaran los libros

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14. Siempre estabas esperando que te regalaran libros para tu cumpleaños o fechas conmemorativas

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15. Tus recuerdos de las vacaciones familiares son solo leyendo, pero en distintas localidades

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16. Todavía tienes un recuerdo de la disposición de la biblioteca infantil

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17. Seguramente te perdiste alguna parada del bus por estar muy concentrado en tu libro del momento

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18. No te importaba cuando tenías que acostarte en la noche porque eso significaba tiempo para leer

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19. Y si tus padres te pedían apagar la luz, sabías como hacerlo para seguir leyendo

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20. Ignorabas el mareo que podías sentir cuando leías en los autos

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21. Cada vez que encuentras un libro que amabas en tu infancia, te trae muchos recuerdos

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22. Y cada vez que lees un libro mágico cuando ya eres adulto, sientes ese mismo asombro que cuando eras un niño

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 Las imágenes son de WeHeartIt

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