Por María Gana
28 octubre, 2014
Artículo original escrito por Christina Vuleta para Huffingtongpost.com

Hace un par de semanas alguien me preguntó “¿Habrá aunque sea una cosa que haga que una mujer quiera cumplir 40 años?”. Me puse a pensar y terminé haciendo una lista de 15 cosas, en base a mis propias lecciones de vida y a las de todas las mujeres que he entrevistado de alrededor de 40 años. Mi misión al compartir la perspectiva de los 40 y tantos de las mujeres, ¡es darle a las más jóvenes un punto de partida!

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1. Tomas decisiones por ti misma.

Y eres más feliz por ello. Sí, tienes una familia, empleados, mascotas y marido, pero ya no tomas decisiones basadas en lo que debes hacer. Tomas las  decisiones basadas en lo que es correcto para ti, cosa que te hace sentir libre.

 

Punto de partida: Trata de pensar en lo que harías si estuvieras viviendo por tu cuenta durante toda tu vida. ¿Qué te haría sentir más feliz y más plena? ¿Qué buscarías conseguir? Aunque no todo puede ser como en los sueños, esto puede ser un buen ejercicio para obtener una perspectiva sobre las decisiones que son perfectas para ti.

 

2. Manejas las críticas internas de tu mente

Tu sabes reconocer esa voz; la que te dice que no eres lo suficientemente inteligente, lo suficientemente bonita,  fuerte, o lo suficientemente rica. A los 40 años, sabes como hacerla callar. Le puedes decir, “cálmate… sé que los desafíos son lo que me hacen cambiar y me hacen ser mejor. Sé que estás tratando de ayudar al decirme que no estoy lista… pero si lo estoy, y yo sé que todo esto me hará ser una mejor persona, gracias por recordármelo”.

 

Punto de partida: Cuando sientas la autocrítica y la duda, dile gracias, pero no gracias. Sé que estás ahí para protegerme, pero estoy lista para esto, no te necesito en este momento, vete. Parece tonto hablar con uno mismo, pero inténtalo.

 

3. Empiezas a utilizar tu instinto.

Te ahorras la miseria de la indecisión, la parálisis de analizar diferentes opciones y tomar malas decisiones una y otra vez.

 

Punto de partida: Cuando tienes la sensación de que algo no está bien… toma nota y escríbelo. Vuelve a analizarlo la próxima vez que sientas lo mismo y con el tiempo aprenderás qué escuchar y qué no. Lo que me ayudó a confiar en mi sexto sentido (también conocido como instinto) fue escribirlo. Cada vez que pensaba en sacar algo y no lo hacía, un editor o mi jefe me hacían hacerlo. Con el paso del tiempo aprendí a hacerlo por mí misma, me di cuenta que era exactamente lo misma con las cosas de la vida.

 

4. Te das cuenta de que todas esas personas que piensas que son muy seguras de sí mismas y que llevan una vida perfecta… están tan jodidos como todos los demás.

Cada uno tiene sus propios problemas. Pierdes el instinto para ponerte a comparar con los demás. Descubres que las chicas malas son simplemente mujeres que están asustadas. Aprendes que es una pérdida de tiempo la comparación de lo peor de ti misma (tus inseguridades y defectos) con lo mejor de los demás (su perfil en Facebook, foto de familia, etc.). Y también, te das cuenta que tus defectos pueden ser tomados como ventajas; la que es mandona hace las cosas, la que es tímida es una buena oyente, la que habla demasiado es una líder de pensamiento, todo depende de la forma en que se mire.

 

Punto de partida: Piensa en todas las cosas que no compartes en Facebook. Date cuenta de que a todo el mundo le pasa lo mismo. Todo lo que es una película en su mente es un comercial de 15 segundos en la de todos los demás. La gente está mucho más interesada ​​en su propia vida que en lo poco perfecta que es la tuya.

 

5. Te vuelves más entretenida.

Aprendes a no tomarte las cosas demasiado en serio, bailas como si nadie te estuviese mirando. Es como si fueras adolescente de nuevo… pero menos fuerte. No es para mostrarle a los demás, es para ser feliz.

 

Punto de partida: Ríete de ti misma. Baila como si fuera una grabación de Snapchat. Intenta eso en casa… y también con tus compañeros de trabajo.

 

6. Haces preguntas.

Sabes lo valiosa que eres y no tienes miedo de hacerte valer. Te das cuenta de que en la frase “te pierdes el 100 por ciento de las oportunidades que no tomas”, realmente no hay nada que perder.

 

Punto de partida: Pídele a un amigo para que puedas practicar tus preguntas con ellos.

 

7. Tienes una alta capacidad de recuperación.

Nada es el fin del mundo. Has pasado por suficientes bajas como para saber que el tiempo lo cura todo, sabes que un día, la angustia va a terminar. En algún momento las cosas se ven con más claridad y sales adelante, siempre hay un plan B.

 

Punto de partida: Piensa en la cosa más vergonzosa que te haya pasado durante el colegio, ¿fue tan malo como pensabas que era? Piensa en una decisión que pensaste que se te iba a caer el mundo… ¿realmente pasó? La vida es larga y el tiempo lo cura todo. Así que tómate tu tiempo … y acepta las derrotas, es parte de la vida.

 

8. Los Domingos realmente son fundays.

Esto no quiere decir que te emborraches como loca, pero te das cuenta de que no hay necesidad de pensar en el Domingo como el día de preocuparse por lo que te espera en la oficina el lunes. Sabes que sólo tienes tiempo que perder si no disfrutas de cada momento de ese domingo. Es tu fin de semana, entonces tómatelo.

 

Punto de partida: Piensa en tu actividad favorita y hazla durante todo el día. Después come tu comida favorita y ve tu programa favorito. Cada vez que el pensamiento del trabajo venga… reemplázalo con pensar en lo que estás amando sobre ese instante.

 

9. Te deshaces de las personas tóxicas en tu vida.

Los amigos de la vida, son los que te realmente te respaldan… elimina a los otros. Te ahorrarás un montón de angustia emocional.

 

Punto de partida: Piensa en los amigos que drenan tu energía y no te dan cosas positivas. Lleva un registro de esto y trata de concentrarte más en los amigos que te dan energía, ve que es lo que ganas de estas relaciones. No tienes que romper con un amigo tóxico oficialmente o de manera directa, sólo poco a poco deja de participar con él de la manera que solías hacerlo.

 

10. Te sientes más fuerte y te pones mas liviana.

Simplemente algo pasa y sientes que tu cuerpo es más fuerte. Tal vez es la fuerza emocional de haber sobrepasado el dolor y llegar al otro lado, pero construyes un músculo emocional y físico. Al mismo tiempo pierdes peso mental, las cosas simplemente no te afectan de la misma manera.

 

Punto de partida: Encuentra un entrenamiento o actividad de la mente o física, que realmente te guste hacer. No tienes que ser la mejor en ella, pero no dejes que eso se interponga en el camino de disfrutar de lo que estés haciendo.

 

11. Eres más linda.

Cualquier mujer de los 40 y tantos que decide comer bien y encontrar un ejercicio que les gusta hacer, se ve mejor de lo que hizo a los 20. Sí, puedes perder la grasa del bebé o del invierno, pero hay belleza en vivir una vida plena. Te ves más amable y accesible; cuando uno se siente como en casa en su propio cuerpo, se nota.

 

Punto de partida: Tiene que haber un alimento saludable que te guste comer, hazlo que sea un placer cotidiano y sigue intentándolo. Añade más y más a tu gama de colores, edúcate a ti misma en la nutrición y disfruta moderadamente. El chocolate no está en peligro de extinción, así que cómete un bocado o dos, disfruta y ten en cuenta que no es el último que te comerás en tu vida.

 

12. Hablar en público se hace más fácil.

Te preocupas menos acerca de parecer estúpida y te preocupas más acerca de lo que tienes que decir.

 

Punto de partida: Toma una clase de actuación o de improvisación.

 

13. Dejas de sentirte culpable.

Conoces tus propios límites por lo que no dices que sí cuando quieres decir no.

 

Punto de partida: Comienza con algo pequeño. Di no a una cosa que no deseas hacer y date cuenta de la cantidad de tiempo y presión que liberas.

 

14. Te respetas a ti misma.

Lo que significa que puedes ver cuando alguien no te está respetando y te valoras lo suficiente como para hacer un plan de escape.

 

Punto de partida: Ten un mantra, recuérdate a ti misma todos los días lo valiosa que eres.

 

15. Tienes tu propio estilo.

Alrededor de los 40 años, especialmente si cuidas de ti misma, ya sabes lo que te hace sentir bien. No te vistes para buscar algo que no eres, te vistes como te sientes. El lado positivo de todo esto, es que a los 20 años puedes probar diferentes roles con lo que llevas puesto. Pero ya no hay roles… eres tú misma al salir a la calle y es un sentimiento poderoso. El punto es que, no tengas miedo de un futuro sin moda, los 40 años son divertidos para encontrarte contigo misma.

 

Punto de partida: Por ahora es el momento de explorar, encuentra lo que te hace sentir muy bien. Encuentra tu propia versión de una demanda de energía.

 

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