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Nunca imaginé que la coliflor podía ser tan deliciosa.
Para todos los niños en el mundo que odian los vegetales, esta podría ser la forma perfecta de iniciarlos en este gustito adquirido. De partida los engañarás, ya que pensarán que se trata de puré de patatas, y luego, cuando ya lo hayan probado, no tendrás que volver a preocuparte. El sabor que toma esta verdura al ser dorada en el horno y recibir los jugos del ajo, la convierten en una delicia.
Así de simple… el vegetal más odiado y peor recordado de la niñez, podría convertirse en un manjar que pedirán una vez a la semana como mínimo.
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Porciones: 4 a 6 porciones de acompañamiento
Tiempo de preparación: 1 hora
Ingredientes:
1 cabeza de coliflor
Sal y pimienta fresca triturada
4 a 6 dientes de ajo, descascarados
1/3 taza de aceite de oliva extra virgen
1/3 taza de crema
1/3 taza de queso Romano
Preparación:
Limpia la coliflor y córtala en ramilletes grandes.
En un trozo grande de papel de aluminio, envuelve los ramilletes de forma muy apretada junto con los dientes de ajo que han sido sazonados con sal y pimienta. Colócalas en el horno a 176° C y hornea por 45 a 55 minutos o hasta que estén tiernas.
Déjalas en una cacerola y machácala para obtener la consistencia deseada (a mí me gusta que tenga un poco de textura). Vierte el aceite de oliva extra virgen y la crema, y mezcla bien. Añade el queso Romano rallado y sazona con sal y pimienta a gusto.
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Puede ser preparado con anticipación y recalentado a 176° C en un horno hasta que esté listo.
Información nutricional: (4 porciones)
Cada una tiene: 287 calorías; 9.11g carbohidratos; fibra 3.7 g = 5.41 carbohidratos netos