Son tan adorables que todos quedarán con la boca abierta cuando las lleves a la mesa.
Tras varios días galopando por el bosque, un príncipe y su corcel llegan a la base del arcoíris. El jinete desmonta y empieza a subir por este puente de colores. Es muy largo y llega hasta las nubes, pero no importa, todo sea por salvar a la princesa y obtener su amor. En la cima, se encontró con un dragón durmiendo. El príncipe intenta pasar por su lado sin hacer el menor ruido, pero como en todo cuento de hadas, tenía que haber una complicación, y el dragón despertó. Furioso con esta visita, el dragón empezó a escupir fuego sin compasión y se inició una lucha mortal. El príncipe estuvo a punto de morir calcinado por las llamas y cuando todo parecía perdido, vislumbró la solución. Se trataba de un pocillo lleno de galletas de arcoíris. El príncipe tomó una y se la arrojó al dragón, quién al sentir el aroma a vainilla, no pudo resistir ir en su búsqueda.
Un segundo de distracción, que le permitió ir a los calabozos a buscar a su amada. La liberó, la tomó en sus brazos y bajaron a encontrarse con su corcel. Cabalgaron de vuelta por el bosque hacia el castillo, y de más está decir que se dieron el beso de eterno amor y que comieron galletas de arcoíris todo el camino.
Si quieres una historia de cuento de hadas, debes intentar estas galletas.