Ingredientes sabrosos y que unidos se podrían convertir en un plato ganador de premios culinarios.
Pechuga de pollo apanada, acompañada de pasta y una salsa de champiñones con crema y vino blanco… ¿Dónde me apunto para el almuerzo? No es necesario decir más. Esta receta, aunque seas un completo inexperto en la cocina, quedará tan buena como si la hubiese hecho el mejor chef de la ciudad.
Porciones: 6 platos
Tiempo de preparación: 30 minutos
Ingredientes:
½ kilo de linguini (pasta)
6 pechugas de pollo, deshuesadas, sin piel y sin la grasa
Sal y pimienta, a gusto
Harina
2 cucharadas de aceite de oliva
4 cucharadas de mantequilla
340 gramos de champiñones blancos, rebanados finamente
1 taza de vino blanco seco
Caldo de pollo (opcional)
1 limón
½ taza de crema espesa (puedes usar crema mitad/mitad)
1 cucharadita repleta de alcaparras
Perejil italiano fresco, picado
Queso parmesano, para cubrir
Preparación:
Cocina la pasta según las instrucciones de su envasado.
Aplana las pechugas de pollo para lograr un grosor uniforme.
Rocía con sal y pimienta por ambos lados, y luego úntalas en harina. Calienta la mantequilla y aceite de oliva en una sartén grande sobre fuego medio.
Fríe las pechugas de pollo hasta que estén doradas. Retira y déjalas en un plato.
Coloca los champiñones en la sartén y revuelve. Cuando los champiñones estén dorados, vierte el vino y el caldo de pollo (opcional), y luego exprime el jugo de ½ o 1 limón. Revuelve para desglasar la sartén, y luego cocina vigorosamente por 1 minuto hasta que la salsa se reduzca.
Vierte la crema y revuelve. Añade las alcaparras y perejil y revuelve. Apaga la llama. Revuelve y añade sal y pimienta a gusto. ¡Usa mucha sal!
Pon la pasta y pollo sobre un plato y cubre con la salsa. Rocía generosamente con queso Parmesano.
Todas las fotografías pertenecen a The pioneer woman