Por Catalina Vásquez
11 mayo, 2015

Cuando hagas este queso, entenderás que la perfección sí es alcanzable.

A mi parecer el rey de los quesos. Un poco ácido, con una contextura única y cuando lo asas, se convierte en una obra de arte real. Para qué decir de lo que sucede cuando lo acompañas de una mermelada de cebollas caramelizadas, frutillas y menta o albahaca y durazno… siempre un ingrediente te puede seguir acercando al cielo y la perfección.

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Always with butter

Porciones: Un aperitivo de 5 personas

Tiempo de preparación: 30 minutos y 3 horas de reposo

Ingredientes: 

2 litros de leche de cabra
2/3 taza de jugo de limón recién exprimido

Extra: Un paño de muselina

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Preparación: 

En una olla grande de acero inoxidable, lentamente haz que la leche se caliente hasta 180 grados. Debería tomarte una media hora cocinando sobre fuego medio-bajo. Continúa revolviendo la leche con una cuchara de metal, para no quemar el fondo.

Una vez que la leche ha alcanzado la temperatura deseada, vierte el jugo de limón y revuelve. Deberías ver que la leche comienza a cuajar de inmediato. Deja reposando por 20 minutos.

Ten preparado tu colador. Colócalo sobre una fuente grande y cubre con paño de muselina. El paño de muselina es mucho más fino que un paño de queso, lo cual es mejor para un queso suave como este. Si estás usando un paño de queso, cubre con 5 capas para alcanzar mayor grosor.

Vierte la cuajada y el suero de leche sobre el paño y deja que escurra durante 1 a 2 horas o hasta que se haya detenido el goteo. No exprimas el exceso de humedad. Toma las esquinas y ata por los bordes y deja escurriendo sobre la fuente por una hora adicional.

Luego desata el paño y sazona con sal de mar. Colócalo sobre una bandeja y córtalo en trozos grandes, para aliñar con las hierbas que más te gusten.

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Always with butter

Todas las fotografías pertenecen a Always with butter