Ricos, reconfortantes, pero lo más importante, saludables. 

El emperador chino Shen Nung se caracterizaba por ser un hombre sabio y erudito. Él insistía en que toda el agua para beber, debía ser previamente hervida para evitar enfermedades. Y gracias a ese veredicto, un día, en el año 2737 A.C., junto con su corte se reclinó debajo de un árbol solitario para disfrutar del paisaje y meditar. Un hermoso día, con un poco de viento y que provocó que un par de hojas cayera sobre su agua. El emperador al sentir un aroma exquisito, no se resistió y probó el brebaje. Un accidente que resultó en éxito, y que terminó con extensas plantaciones del árbol de donde procedían aquellas hojas.

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La infografía original es de Infographaholic, y la foto pertenece a Culturismo.