Después de un viaje relámpago de 5 días en Nueva York, puedes quedar necesitando unas vacaciones. En la ciudad que nunca duerme, el tiempo es escaso y pasa el doble de rápido.
Era la primera vez que iba; debía usar mi visa y tenía un par de días libres en el trabajo, así que sin pensarlo demasiado y confiada por tener un par de amigos y conocidos allá, reservé un pasaje para el fin de semana siguiente.
Quería aprovecharlo al máximo, chequear de mi lista de pendientes el mayor número de lugares turísticos obligados. Realizar un viaje redondo en donde no se me quedara ninguna de las atracciones centrales por fuera ¿Pero cuáles son las atracciones centrales en una ciudad que te desborda y se desborda todo el tiempo?
Lo pregunté en mi Facebook: “¿Top 5 de cosas para hacer en Nueva York?”. Mis contactos no se hicieron esperar:
1. “Fat Cat. Blue note. Comer Lamb over rice. MOMA. Ir otra vez al Fat Cat”.
2. “Ir al Met, ir a Strand, picnic en Central Park y montar en el ferry a Staten Island”.
3. “Shake Shack (pedir la hamburguesa vegetariana) y oír música en el Village Vanguard”.
4. “MET, MoMA, Empire State, Times Square y caminar por Brooklyn Bridge”.
5. “Brooklyn Bridge, partido de los Metz, Rockefeller y Radiocity Music Hall”.
6. “¡No olvidar el Guggenheim!”.
En los días siguientes googlié muchos de esos sitios que no conocía o conocía de oída y saqué una tentativa de mi propia lista:
1. Quería ir al Blue Note y Fat Cat.
2. Al Times Square y Ground Zero (el memorial del 11 de septiembre).
3. A los museos el Moma, el Guggenheim y al Metropolitan.
4. Ir a Brooklyn.
5. Ir al Central Park.
6. Ir a una obra de Broadway.
7. Y por supuesto, ir al Empire State y a ver la estatua de la Libertad.
Decidí que ese sería mi plan de viaje y que haría todo lo que estuviera en mi poder para lograrlo. Pero Nueva York se encargó de hacer y deshacer mi lista mil veces.
La ciudad, me recibió con una bofetada. Nunca encontré el hostal en el que iba a quedarme por recomendación de una amiga. Y mi taxista se enojó conmigo. Como en las películas, con la peor onda inimaginable me dejó tirada con mis maletas en la calle. Y entonces empezó a llover.
Después de un par de taxistas más de este estilo, finalmente logré encontrar a otro hostal que quedaba en una zona que no había planeado conocer. El Upper West Side de Manhattan. En un comienzo no le vi ningún brillo y me molestó saber que tendría menos tiempo porque ahora estaba más lejos de todo.
Pero en Nueva York es difícil estar enojada por mucho tiempo. Porque el tiempo dura la mitad de lo que dura el tiempo. Y la ciudad te termina llevando por lugares que no tenías planeados.
Al final todo resultará mucho mejor de lo que imaginaste.
Durante los 5 días que estuve en Nueva York, llovió, hizo sol, hizo frío, hizo calor, me timó un vendedor de celulares y también me invitó a salir un taxista egipcio. Vi a Catalina y Marcela, dos buenas amigas de la universidad y no pude ver a un buen amigo del colegio.
Pude ir a los museos pero no pude ver la Estatua de la Libertad, ni el Ground Zero. No fui al Blue Note, ni al Fat Cat. Una tormenta de relámpagos me atrapó en el Central Park y una rata me persiguió en el metro. Me pareció muy caro subir al Empire State, llegué tarde al Rey León de Broadway y no me gustó Shake Shack.
Pero a cambio de mis itinerarios frustrados, Nueva York me regaló momentos increíbles e inolvidables como una Polaroid:
1. Como comprar postales en Soho con una vieja amiga y ver el atardecer en Williamsburg mientras te pones al día con su vida.
2. Conocer Drom un bar de jazz latino y bailar con los músicos hasta el otro día.
3. Comerse un sushi increíble en cualquier esquina (juraría que a una cuadra de mi hostal quedaba uno de los mejores del mundo, aunque visto desde afuera era difícil de imaginar) y un hot dog de la calle.
4. Compartir una caja de chocolates comprada en 5th Avenue con un envoltorio tan lujoso que daba un pudor quitarle el papel
5. Hacerte una caricatura en el Times Square.
6. Cruzar el puente de Brooklyn en un taxi a las 3 am después de una fiesta.
7. Pasar una tarde de sol en la plaza de NYU junto a la fuente un día que el servicio del tiempo había pronosticado una tormenta.
8. Perderte en las líneas del metro.
Al volver a casa y a mi rutina de trabajo, sentí que Nueva York había pasado como en un sueño. El tiempo volvió a correr de nuevo a su velocidad normal.
Al día siguiente miré mi Facebook, y vi que la lista de cosas para hacer en Nueva York que había pedido seguía creciendo. Así que decidí agregarle el itinerario de mi propia experiencia:
“Just go with the flow, bro” o lo que es lo mismo: “Simplemente, déjate llevar”.