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No necesitas pareja para disfrutar en la romántica ciudad.
Cuando viajes a París, regálate unos momentos a solas. Sobrevivirás a las decenas de recién casados que están allí para conseguir la foto perfecta en la ciudad más romántica del mundo, y a las parejas que destilan amor por las calles dejando feromonas en el aire. En realidad no es tan grave.
¡Y es que hay tanto pot hacer! Evidentemente hay que visitar Moulin rouge, Eiffel, Louvre y los puentes, pero no te olvides de reservar un espacio para disfrutar a solas de lo que pocos descubren: un momento sólo entre París y tú. Si estás de suerte y tienes de acompañantes a amigos, familia o pareja, gózalos. Pero si tienes la fortuna de viajar en soledad, siempre tendrás mayor apertura para adorar las banalidades que te vas a encontrar, seguro, por París:
1. Saluda desde los puentes
Cuando veas que se acerca un barco por el río Sena hacia el puente donde estás, es divertido saludar a los turistas en tu idioma, ya que quienes hablen el mismo que tú se emocionarán hasta la exageración. Mi sitio favorito es en el Puente del Arzobispado (L’Archêveché), a espaldas de Notre Dame. La distancia no es abismal entre el puente y el agua, y muy pocos autos pasan por allí, lo que conviene para olvidarse de las interrupciones.
2. Invítate un café
A la hora que te plazca, porque siempre es un buen momento para una taza de café, chocolate caliente, malteada, té o un pastelito. Lo que sea que se te antoje, tómalo en un café parisino así como lo pintan en las películas. No es sólo tópico, sino que es real y cotidiano ver las banquetas y terrazas de los establecimientos llenas de gente. Como curiosidad, en la zona del Sagrado Corazón, en Montmartre, se encuentra el Café de Los Dos Molinos que se hizo famoso en la película Amelie (2001).
3. Visita galerías de arte
Las galerías a París son como las mezquitas a Estambul y las iglesias a Roma. Bajo ese precepto siéntete con fortuna porque habrá gran cantidad de ellas con entrada libre. Más bien funcionan como tiendas de arte. Entonces, camina atento a los escaparates, y apenas te intereses por una, busca la puerta y visítala, siempre con la mente abierta llevando de advertido que, tal vez para lo que el autor es arte, a tus ojos es una cartulina blanca con un dos líneas marcadas por un doblez.
4. Visita el Barrio Latino por la noche
Advierten que “Si tu danses pas aci, c’est comme si tu n’étais pas venu à Paris” (Si no bailas aquí es como si no hubieras venido a París). Ya me parece muy clara la atadura entre latino, bailar y noche. Sólo quiero dejar claro que hay música para todos los gustos y niveles: salsa, bachata, cumbia. Todo latino y gente hablando español.
5. Contempla las postales
No se trata de comprarlas, sino que más bien de pasar un rato recorriendo la vista. Encontrarás curiosas instantáneas de los 60’s que incluyen chicas desnudas con cara de pudor, catrines bebiendo gigantescas cervezas o gatos flacuchos estirándose en una mecedora. Las que son de paisajes incluso pueden servirte como una guía para querer conocer ese sitio, además de que instruyen y es posible que descubras que en París también existe una estatua de la libertad.
6. Inventa historias de los candados
Los enamorados y amigos entrañables colocan un candado en el barandal de distintos puentes de París, y arrojan la llave al río para asegurar que su cariño durará para la eternidad. Te aconsejo que te sientes a buscar fechas y nombres, será muy entretenido crear historias de amor y drama sólo con leer los escritos. Quién sabe, tal vez coincida que te encuentres uno fechado en el mismo día que estás allí, pero de 2003.
7. Navega en el Sena
Es posible que al principio sea un poco vergonzoso decidir tomar un crucero a solas en el que la gente a bordo, probablemente, esté enamorada y acompañada de su persona especial. Pero no será el fin del romanticismo. Tómalo con buenos ojos desde el comienzo del recorrido a través de imponentes y adornados puentes, donde sólo te acompañará tu admiración y asombro. Relájate y despéinate: que el viento te sacuda y desarregle.
8. Dale cuerda a las cajitas
En las tiendas de recuerdos venden las típicas cajitas musicales que suenan al darles cuerda. La variante es que fuera de los locales están exhibidas las pequeñas máquinas para elegir el tema que más agrade. Hay desde temas románticos de los 70’s hasta modernas canciones de los 2000. No hay sillas disponibles para el concierto privado, pero bien merece la pena tirarse un rato en la banqueta para escuchar melodías a la velocidad que tu ánimo mande.
9. Notre Dame en miniatura
Te guste o no la devoción a la religión católica, visitar la catedral de Notre Dame, reina de la arquitectura gótica, debe estar dentro del itinerario para viajar en soledad por París. Además de los altos y coloridos vitrales, en el interior hay una réplica en miniatura que dejará bien en claro lo pequeño que eres en tan colosal construcción. La fantástico de la visita se magnifica si en los momentos que te encuentras allí dan una misa (en francés) o suena el cadencioso órgano.
10. Observa a los artistas
Habrá pintores, músicos, bailarines, fotógrafos, actores, magos y cantantes, entre otros. Siempre valdrá la pena detenerse a contemplar y/o escuchar su arte. La emoción está en averiguar cómo consiguieron idear ese truco o coreografía para que los paseantes se dispusieran a permanecer en círculo a su alrededor, sin un anuncio que los atrajera. Es curioso cómo funciona(mos) la gente. Mirar es gratis, pero antes de irte recuerda elogiarlos con un sincero cumplido o una moneda.
11. Despide al sol en la Torre Eiffel
Guárdate una tarde especial, la primera o la última en la ciudad, por ejemplo. Túmbate en el pasto lo más cerca posible a la torre y sé paciente, pronto se ocultará el sol. Mientras tanto, verás niños corretear palomas, novios mirándose como si no hubiera mañana, interesantes e inexplicables trucos de magia, turistas queriendo conseguir la más creativa de las fotos al lado de la llamada Dama de Hierro. Pero no desesperes, de a poco el día comenzará a fallecer y entonces la torre prenderá sus luces ante ti. A las ocho de la noche, verás un festín de foquitos dinámicos que hacen una suerte de baile en toda la estructura. Date prisa y graba un video o haz una foto, que en breve se apagarán para que queden encendidas las luces fijas hasta que el sol vuelva a brillar.
Como sea, te aseguro que todo estará bien y que saldrás a salvo de París, aún cuando no te acompañe el amor. Siéntete con la seguridad de volver en una segunda ocasión porque, como le dijera Rick Blaine a Ilsa Lund en la película Casablanca: “Siempre nos quedará París”.