Por Romina Bevilacqua
29 mayo, 2015

Él quería salvar los bosques, así que… ¡los compró!

El multimillonario sueco Johan Eliasch tiene un fuerte compromiso con el medio ambiente. No sólo fundó la organización Cool Earth en 2006 para trabajar con las comunidades locales y proteger los bosques alrededor del mundo o fue el consejero personal ambiental del Primer Ministro británico entre 2007 y 2010, sino que también hizo una osada movida por proteger los bosques lluviosos de la selva amazónica.

En 2005 el magnate compró casi 200 mil hectáreas (1.600 km2) de bosque en el Amazonas a una compañía maderera sólo para preservar sus árboles. “Estaba harto de ver a los políticos hablar y no hacer nada”, cuenta Eliasch que decidió tomar acciones por su cuenta y proteger los bosques amazónicos que según él reconoce, son los mayores proveedores de oxígeno en el mundo. Para el multimillonario cuya fortuna se calcula alrededor de los 564 millones de dólares, la deforestación es una de las mayores causas de las emisiones de carbono que actualmente afectan al planeta –y contribuyen al cambio climático– y según ha señalado “alrededor de 80 millones de toneladas de carbono están atrapadas en los bosques, que es aproximadamente la misma cantidad que todas las personas en Suecia producirán  en conjunto en más de una década”.

amazona

Rosario Mena

Eliasch cuenta que “mi esfuerzo fue unilateral cuando compré una concesión maderera en Brasil y la cerré. La razón fue simple: quería proteger uno de los más hermosos lugares del bosque de la Amazonía de ser talados. Así que en vez de ver a trabajadores extranjeros talar miles de acres de árboles, las comunidades locales tuvieron nuevamente acceso a este lugar para obtener alimentos y medicinas naturales. Todo lo que pedí a cambio fue que ellos mantuvieran el bosque intacto”.

“Ésta es la manera en que puedo conseguir resultados. Por ello actúo, e intento colaborar con las comunidades locales para que conservar el bosque se convierta en un interés superior a arrasarlo. Hay que encontrar la manera de hacer que una selva tenga más valor de pie que talada”, dice Eliasch.