No hay conejos, pero sí mantis religiosas saliendo de la madriguera.
Navad Bagin tiene 33 años, vive en Ramat-Gan, Israel, y tiene dos cosas claras en esta vida. La primera es que desde niño adora observar a los insectos que visitan su jardín, darles personajes a caracoles, mantis religiosas y saltamontes e inventar historias donde ellos, son los protagonistas. Y la segunda, que ama la fotografía. 2 cosas que por suerte, pueden complementarse a la perfección, y que gracias a su gran talento, le han permitido convertirse en un artista destacado, capaz de deleitar a cualquiera con sus fotos que parecen sacadas de un cuento para niños, lleno de magia.
El secreto de tanta magia… Bagin lleva a los insectos a un mini estudio sobre la mesa de su cocina. No hay manipulación digital de ningún tipo, sólo una cámara, luces artificiales y unos cuantos utensilios caseros, como vegetales, bolsas plásticas de colores y agua.
PD: Lo más importante. Estos excelentes modelos, vuelven al jardín en el mismo segundo en que terminan la sesión de fotos, sin el menor daño sobre sus cuerpos, y por supuesto, sin sentirse explotados por este demandante y perfeccionista fotógrafo.
Si quieres conocer más de su trabajo, ve la galería de fotos a continuación, publicada originalmente por Bored Panda: