¡Qué alivio!
En Gobierno Hill, un barrio al norte de Anchorage, Alaska, hay cientos de casas, que como es de esperarse producen basura y por consiguiente, cuentan con contenedores en los patios para dejarla. Algo absolutamente normal, pero que en un estado como Alaska, con toda su desbordante naturaleza, puede tener implicancias.
The Dodo
Se trata de una familia de osos negros, compuesta por la madre y cuatro pequeños, que visitaba con bastante frecuencia el barrio en búsqueda de comida dentro de los basureros. Algo que podría considerarse adorable a la vista, pero que por un pequeño error, casi se convierte en tragedia. Todo comenzó hace algunas semanas, cuando la prensa y el público en general se enteraron de sus visitas y decidieron ir a conocerlos y sacar fotos. Los osos se vieron rodeados de espectadores y como es de esperarse en una madre a la defensiva, comenzó a “soplar” a la multitud y hacer estallar su mandíbula, sonidos característicos que estas especies cuando se sienten amenazados.
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Todo esto lo presenció un biólogo del Departamento de Pesca y Caza de Alaska, y al día siguiente, ya se estaba anunciando que la familia sería sacrificada, y a la brevedad, para evitar posibles ataques a la comunidad.
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Una determinación que a pesar de tener un trasfondo positivo, fue considerada extrema por la comunidad. Cientos de cartas fueron enviadas al Departamento de Pesca y Caza, pidiendo que les permitieran vivir, e incluso el Gobernador del Estado, Bill Walker, se pronunció, pidiendo que se considerara una alternativa antes de la eutanasia. “Estoy seguro de que habrá un montón de críticas sobre el gobernador involucrándose en esto”, dijo Walker a la prensa. “Pero soy una persona también. Tengo una debilidad por los individuos en circunstancias que no sean de su propia creación”.
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Finalmente, y gracias a la unión de la comunidad por esta causa noble, es que el Departamento de Pesca y Caza decidió reubicarlos. Pero lo más importante, hizo un llamado a la comunidad para que tengan conciencia de que estas situaciones se seguirán repitiendo, si es que no mantienen sus contenedores de basura alejados de estos animales o a prueba de que los puedan abrir. Ya que se trata de animales salvajes y que por muy tiernos que se vean rondando por los jardines, siempre podrían reaccionar de manera inesperada y peligrosa.
