Por Catalina Vásquez
24 abril, 2015

Rechazados, malqueridos, indeseados: Presos y perros tienen una mejor vida después de conocerse.

Un labrador es generalmente uno de esos perros extremadamente felices que mueven la cola al escuchar tu voz, te saltan al cuello y te lamen por doquier. Sin embargo, la historia a continuación, no es la de uno común.

Se trata de Esther. Una perrita labrador negra que encontraron vagando por las calles de Peyton, una ciudad de Colorado, Estados Unidos. Estaba asustada, perdida e incluso se orinaba sobre sí misma cuando los humanos se le acercaban, lo que demuestra, tuvo un pasado traumático. Así, la llevaron a un centro de rescate e hicieron todo lo que estuvo en sus manos para ayudarla. Pero Esther no mejoraba, por lo que tendrían que tomar la triste determinación de sacrificarla, si es que no encontraban quién se hiciera cargo.

Una realidad de los centros de rescate animal que no tienen el suficiente espacio ni recursos para mantener a tantos animales que lo necesitan. Una realidad que salva y le encuentra hogar, pero también termina con la vida de miles de perros y gatos al año. Una realidad que en esta ocasión tan desalentadora, tuvo un vuelco de 180º y un final feliz.

Para conocer toda la historia de Esther, ve el video a continuación:

httpv://youtu.be/I2jX2-VQgQg

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