Por Romina Bevilacqua
30 marzo, 2015

Investigadores han descubierto que los bosques alrededor del mundo están cada vez más fragmentados y que esto pone en riesgo al planeta.

Imagina, si puedes, un bosque al borde de un parque de estacionamientos. Esa primera línea de árboles junto al concreto no es muy saludable ¿verdad? Las plantas están ralas, separadas de forma extraña y asfixiadas por la contaminación de los autos que vienen y van todo el día. El suelo bajo ellas está seco, parcialmente árido e invadido de basura y restos. Ni aves ni otros animales salvajes son vistos ahí.

Ahora, imagina esas condiciones poco saludables extrapoladas a todos los bosques del planeta. Finalmente, imagina que esta es la realidad. No estarías muy lejos de estar imaginando las condiciones reales de los bosques de la Tierra, los cuales, de acuerdo a un reciente estudio, se han vuelto cada vez más y más fragmentados entre ellos de tal forma que no sólo amenaza a lo que vive en los bosques sino que también a todo lo que vive a sus alrededores.

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El estudio, publicado esta semana en la revista Science Advances, reunió a dos docenas de científicos que han estado estudiando la fragmentación de hábitats en el mundo. No sólo condensa las observaciones individuales de los experimentos llevados a cabo por estos investigadores durante los últimos 30 años, también hace uso de datos satelitales para dar una mirada al estado del hábitat de los bosques del mundo. Y los resultados no son positivos.

“Cuando sea que estés en un bosque, en cualquier parte de la Tierra, hay una probabilidad entre 5 de que estés a una distancia equivalente a la de una cancha de fútbol del borde del bosque”, cuenta el autor principal del estudio, Nick Haddad, un profesor de biología de la Universidad estatal de Carolina de Norte. “Y hay 3 probabilidades en 4 de que estés a un kilómetro del límite. Esas son sólo unas cuadras de ciudad. En este momento estoy viendo por mi ventana, y puedo ver un kilómetro. Eso no es muy lejos”.

La fragmentación tiene un amplio rango de efectos, no sólo en los bosques sino que también sobre todo el ecosistema. Primero, las especies animales y vegetales se ven encerradas en hábitats más pequeños y muchas de ellas desaparecen. Disminuye la polinización en el área, afectando a las flores y otras plantas que se encuentran junto al borde los bosques. El suelo cerca de los límites de los bosques se vuelve menos capaz de absorber nutrientes, causando más pérdidas de plantas.

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Estos bosques reducidos también pierden mucha de su capacidad de retener carbono, que disminuye la velocidad del cambio climático, explica Haddad. Perder los hábitats regionales incluso más pequeños puede tener un impacto global duradero. Entre otras razones, la destrucción de los bosques hace que sea más difícil acudir a hacia la naturaleza para escapar de todo. Haddad dijo que los bosques que existen están tan fragmentados y tan cercanos al ruido de la civilización que muy pocos pueden ser realmente llamados áreas silvestres.

Algunos de esos efectos son casi inmediatos; otros se demoran cinco o diez años – o mucho más – en materializarse. “Los hábitats fragmentados se degradan con el tiempo”, señala Haddad. “Sigue una trayectoria hacia abajo la cual puede ser medida dentro de un periodo de décadas”. El estudio llama a esto una “deuda de extinción” –la pérdida retrasada de especies en un hábitat, tras su fragmentación–. En sus experimentos, los investigadores descubrieron que el número de especies dentro de hábitats fragmentados disminuye en un 20% o más después del primer año. Después de una década, esto llega a más de un 50%.

Y no son sólo las especies grandes, notorias, y “carismáticas” las que sufren. “Es todo el espectro de plantas y animales, la diversidad de la vida, que se ve afectada por la fragmentación del hábitat”, dice Haddad. A pesar de que advirtió que “no sabemos cómo terminar con la fragmentación”, Haddad ha señalado que hay algunas soluciones posibles. Entre estas se incluyen el establecer pasillos que conecten hábitats aislados conservando así más terreno y establecer nuevas formas de mejorar la eficiencia agrícola para que no tengamos que seguir talando bosques para alimentar a la siempre creciente población humana de la Tierra.

Pero tal como el estudio advierte, muchos de los bosques fragmentados que quedan en el planeta ya son más pequeños de 25 m2. Ya que se espera que el terreno agrícola crezca otro 18% para el 2050, y ya que el tamaño de la población urbana se espera que se triplique para el 2030 (según las fuentes citadas en el estudio), eso no deja mucho espacio para los bosques que la Tierra necesitará en los siglos venideros…

Visto en: Take Part